LAS EPIDEMIAS COMO OBJETO DEL RELATO CINEMATOGRÁFICO

La dificultad de compaginar ficción fílmica y rigor científico
No abundan en el cine de ficción las referencias a las pandemias –las contaminaciones masivas provocadas por virus o bacterias– que tengan la calidad suficiente para poder establecer una antología de películas dotadas del exigible interés y verosimilitud. Falta casi siempre un mínimo de rigor científico, aspecto especialmente notorio en los telefilmes, generalmente mediocres y realizados con limitados medios, que nunca prescinden de las ya tópicas dosis de morbo y truculencia. Se suele explotar el miedo del espectador a las infecciones que pongan en grave peligro su vida ante la ausencia o ineficacia de los remedios terapéuticos utilizados para combatir las epidemias más contagiosas y mortíferas. De ahí el carácter apocalíptico de la mayoría de estas películas, elaboradas casi siempre con la truculencia que aportan la violencia y el pánico irracionales (asesinatos, saqueos, violaciones, etc.) e incluso explicando metafóricamente la conmoción social con la idea del fin del mundo provocada por la invasión incontrolable de extraterrestres, zombis, vampiros, mutantes, caníbales, etc. Todo sea por el espectáculo y el negocio, un afán comercial del que se libran desde luego los documentales científicos, más racionales y fiables en lo tocante a cuestiones sanitarias y biológicas. Porque la mayoría de referentes argumentales suelen desarrollarse en géneros como la ciencia-ficción, el terror o el de catástrofes. A continuación propongo una serie de títulos que, desde una reconocible dignidad u originalidad, abordan la cuestión de la difusión masiva de enfermedades infeccionas ya sea como objetivo principal o como una sub-trama que, con sus diversas implicaciones, proporciona a los relatos fílmicos una mayor riqueza conceptual y una más amplia complejidad discursiva.
PÁNICO EN LAS CALLES (Elia Kazan, 1950). Richard Widmark, Paul Douglas, Jack Palance, Barbara Bel Geddes, Zero Mostel.
En el puerto de Nueva Orleans, un delincuente contrae la peste en una partida de cartas que han sido infectadas por un virus. Un médico y un policía le persiguen por los muelles para detenerle y evitar la difusión de su enfermedad contagiosa por la ciudad. Un documento social que adopta la forma narrativa de los géneros fílmicos policíaco y de suspense. Se defiende la libertad de prensa (de información) frente al control (la censura) de las autoridades. Se muestra a los funcionarios públicos presionados por la urgencia y limitados por la insuficiencia de medios profilácticos y terapéuticos. Se lanza una llamada a la solidaridad internacional por razones humanitarias, con la necesidad de coordinar todas las fuerzas y adoptar medidas dirigidas a evitar la amenaza de epidemia.
EL SÉPTIMO SELLO (Ingmar Bergman, 1957). Max von Sydow, Gunnar Björnstrand, Bibi Andersson.
La película se inspira, en gran medida, en las pinturas medievales de las iglesias en Suecia (siglos XIII y XIV), con imágenes de estilo románico que reflejan la tragedia de la peste negra, con una procesión de flagelantes que con cantos religiosos y latigazos de penitencia, imploran el perdón de sus pecados para librarse así de la muerte provocada por la devastadora plaga. Con imágenes impactantes, de gran calidad fotográfica, se muestra la fe religiosa como un ilusorio remedio contra el virus destructor o, al menos, como un consuelo que genera la esperanza en la salvación eterna. El film es plasmación de la mirada poética de un hombre racionalista moderno (el cineasta) sobre la oscura época “milenarista” repleta de miseria, fanatismo, superstición y temor al infierno.
LA MÁSCARA DE LA MUERTE ROJA (Roger Corman, 1964). Vincent Price, Jane Asher, Hazel Court.
Libre adaptación de un corto relato de Edgar Allan Poe cuyo carácter abstracto y metafísico convirtieron los guionistas del film en un aquelarre lleno de connotaciones sociales y políticas. En la Italia de final del Medioevo, con la crisis del feudalismo y de la filosofía escolástica, la descomposición moral y económica de la aristocracia es representada metafóricamente por el virus de la peste y sus letales consecuencias, constituyendo la trama un relato de resonancias simbólicas brechtianas. Frente a los personajes inocentes del joven y de su amada se sitúa el sádico y perverso príncipe Próspero, que conjuga el horror con el placer y que practica el culto a Satán imitando algunos ritos litúrgicos propios del cristianismo. En un clima alucinante, mientras el pueblo es víctima de la epidemia, la nobleza privilegiada se refugia en un castillo para escapar de la masacre, se entretiene con crueles orgías y celebra un carnaval apocalíptico al que asisten disfrazados los emisarios de la Muerte. Los lugareños han intentado en vano obtener la protección del príncipe acudiendo a su castillo en procesión mientras invocan el perdón divino por los pecados cometidos. Todo termina con una escena onírica (fotografía virada en color rojo) en que se mezcla la farsa y el horror, culminando con el descubrimiento del rostro tapado de uno de los asistentes a la fiesta palaciega: la Muerte (una calavera).
MUERTE EN VENECIA (Luchino Visconti, 1971). Dirk Bogarde, Björn Andresen, Silvana Mangano.
Exquisita adaptación de la novela homónima de Thomas Mann. El protagonista del film es un famoso músico (Gustav Aschenbach, posible alusión a Gustav Mahler) que acude a Venecia y se queda allí retenido al hacerse pública la aparición de una amenazadora epidemia. En el texto literario el personaje principal es un escritor. El compositor, obsesionado por la belleza –tan sublime como inalcanzable–, se enamora del efebo Tadzio, uno de los ocupantes del hotel, mientras la muerte termina alcanzando al artista, cuya decadencia física resulta patente pese a sus esfuerzos por ocultarla (mediante el maquillaje). La película contiene varias metáforas, entre ellas una sobre la hermosa y fascinante ciudad veneciana que es invadida por un virus letal y por la podredumbre, y otra sobre el distinguido creador de armonías que termina destruido por la enfermedad y la muerte. La plaga es ocultada en vano por las autoridades, que empiezan negando su gravedad para salvar los beneficios económicos aportados por el turismo.
EL VIRUS DE HAMBURGO (Peter Fleischmann, 1980). Helmut Griem, Carline Seiser, Fernando Arrabal.
Con guión de Roland Topor (dibujante y escritor) y del propio director, la película sitúa los acontecimientos en Hamburgo, donde empiezan a producirse una serie de muertes misteriosas, por causas desconocidas, que se extienden por la ciudad alemana como una epidemia incontrolable. El ambiente agónico y apocalíptico se ve reforzado por la postura fetal que adoptan misteriosamente los afectados al perder la vida. El relato es una parábola delirante y surrealista sobre el posible fin de la Humanidad apoyada en el carácter inexplicable de la enfermedad y de las muertes así como en la progresión imparable del número de contagiados. Asistimos a los intentos de control de la epidemia por parte de las autoridades, al despliegue de fuerzas policiales y paramilitares, a un caos social en el que intervienen, con sus particulares intereses y diagnósticos, tanto funcionarios y científicos como comerciantes y caciques. Predomina cierto tono de abstracción en la expresión del pánico y en la crueldad de las situaciones. Finalmente se celebra una fiesta con participación de los supervivientes.
UN VIRUS NO CONOCE MORAL (Rosa von Praunheim, 1986). Dieter Dicken, Maria Hesenacker, Christian Kesten.
Ante los peligros de contagio del SIDA, se muestran las distintas opiniones y reacciones de diversos personajes relacionados con el ambiente homosexual: el propietario de una sauna, una periodista en busca del reportaje escandaloso, una bióloga investigadora y un montón de personas gay. Film independiente, underground y provocador de un cineasta alemán que firma con seudónimo femenino y que ejerce las funciones de guionista, productor, director, actor y montador. Una película destinada a ser distribuida en circuitos marginales y a la exhibición en salas especializadas (un boom en los años 80) que luego tuvo acceso a un público más amplio, el aficionado a las V. O. Rosa von Praundheim era un artista multifacético y radical (poeta, pintor, cineasta, fotógrafo, TV) frecuentador y buen conocedor del mundo de la droga y la homosexualidad. Se trata de una sátira dominada por el esperpento, el sarcasmo y el humor negro que se enfrenta al sensacionalismo moralizante con que se solía abordar habitualmente el tema del SIDA por la sociedad biempensante, a lo que añade algunas advertencias didácticas sobre la necesaria profilaxis para evitar el contagio del peligroso virus. Prevalece un tono desafiante contra aquellos espectadores especialmente conservadores, puritanos y alarmistas. Su estilo narrativo bebe de las fuentes del expresionismo, el pop y el kisch evidenciando una modernidad sin autocomplacencia y una óptica política libertaria que se enfrenta al Estado, la sociedad y las instituciones sin prescindir de un humor desenfadado que evita toda concesión al dogmatismo y al adoctrinamiento.
LA PESTE (Luis Puenzo, 1992). William Hurt, Sandrine Bonnaire, Robert Duvall.
Adaptación de la novela de Albert Camus (1947), esta vez trasladando los acontecimientos desde la ciudad argelina de Orán a un contexto sudamericano donde algunos países están sojuzgados por dictaduras militares y el pueblo es víctima de la represión. Diversos personajes, atrapados en una gran urbe, se ven amenazados por una grave enfermedad que se va extendiendo implacablemente en forma de mortífera epidemia. La situación propicia una reflexión sobre el absurdo de la existencia y una llamada a la solidaridad humana.
ESTALLIDO (Wolfgang Petersen, 1994). Dustin Hoffman, René Russo, Morgan Freeman, Kevin Spacey, Donald Sutherland.
Un virus mortal (el ébola) se extiende rápidamente por territorio africano y un médico investiga las causas, efectos y posible erradicación de la plaga. Repertorio de tópicos y de situaciones absurdas que finalizan con la orden cursada al científico de abandonar su trabajo y alejarse inmediatamente del país. La ciencia-ficción y el relato de catástrofes puestos al servicio de un espectáculo convencional.
28 DÍAS DESPUÉS (Danny Boyle, 2003). Cillian Murphy, Naomie Harris, Brendan Gleeson.
En Londres, el ataque de un virus convierte a la especie humana en un colectivo de asesinos y unos cuantos supervivientes intentan encontrar el camino de la salvación. Film perteneciente a la serie de relatos apocalípticos en los que zombis o vampiros siembran un terror incontrolable. Resulta bastante simple y superficial, con personajes poco consistentes. Nunca funciona como metáfora de alcance científico o social.
PLAGA EN LA CIUDAD: SARS EN TORONTO (David Wu, 2005).
Rutinario telefilm –aunque de carácter profético—adscrito al género de catástrofes sanitarias. El relato se inspira en un hecho real: la amenaza de pandemia que amenaza a Occidente cuando un virus procedente de Asia llega a Toronto (Canadá) por vía aérea, provocando varias muertes a causa de afecciones respiratorias (neumonías) que la medicina local se muestra incapaz de atajar.
PLAGA FINAL (Régis Wargnier, 2007). José García, Marie Gillain, Lucas Belvaux, Michel Serrault.
Película policíaca cuyo núcleo argumental es la súbita aparición de una plaga mortal en París (la peste negra). El comisario Adamsberg intuye la gran amenaza que supone el virus ya que alguien desconocido está controlando y propagando la enfermedad, infectando a personas previamente elegidas. El film es adaptación de una novela de la escritora francesa Fred Vargas, popular autora de relatos de intriga. Interesante producto, realizado con inteligencia y acierto que destaca por una notable puesta en escena (planificación, fotografía, música, escenarios, etc.) y por su aliento trágico y poético, con algunos elementos del género fantástico, que constituye una buena muestra de cine futurista y apocalíptico en torno a una civilización avanzada en peligro de desaparición. Magnifico estudio de personajes, con un estilo que por su inquietante atmósfera evoca en ocasiones el estilo de los viejos seriales mudos (Judex, Fantomas, etc.).
CONTAGIO (Steven Soderberg, 2011). Matt Damon, Kate Winslet, Gwyneth Paltrow, Marion Cotillard, Jude Law.
Un virus letal de origen desconocido se expande repentinamente por todo el mundo y empieza a aniquilar a gran parte de la población. La comunidad médico-científica de todos los países intenta encontrar un remedio y contener el pánico desatado en las grandes ciudades. Interesante film que fragmenta el relato en secuencias para mostrar en paralelo el imparable avance de la pandemia en diversos lugares del planeta. Se puede percibir cierto verismo documental y hay alusiones a la epidemia de la gripe A y al próspero negocio de la industria farmacéutica.
TREN A BUSAN (Yeon Sang-ho). Gong Yoo, Ma Dong-seok, Ahn So-hee.
Un terrible virus surge de repente y avanza sin control provocando graves problemas y enfrentamientos entre los ciudadanos. Los pasajeros (entre ellos, un padre y su hija) que viajan en un tren de alta velocidad desde Seúl a Busan (Corea del Sur) deben luchar por la supervivencia. Adscrita al género de misterio y de terror con zombis que se dedican a morder a las personas sanas, la película obtuvo los premios al mejor director y a los mejores efectos especiales en el festival de Sitges 2016. El esquema argumental resulta bastante tópico pero el film trasciende sus limitaciones gracias a una sólida construcción de personajes y a una serie de detalles imaginativos de la puesta en escena. Frente al individualismo egoísta, no falta la llamada a la solidaridad, a preocuparse por los problemas de los demás.
LA PESTE (Alberto Rodríguez, 2017). Pablo Molinero, Paco León, Manolo Soto, Patricia López Arnaiz, Sergio Castellanos, Cecilia Gómez, Paco Tous.
Serie emitida por la cadena televisiva de pago Movistar+. Se trata de un thriller ambientado en la Sevilla de finales del siglo XVI (1597). Un brote de peste negra, con el caos y el pánico que lo acompaña, sirve de marco espacio-temporal a una serie de asesinatos de miembros de la burguesía protestante. El Inquisidor general de la ciudad recaba ayuda para poder investigar y castigar a los culpables. La buena ambientación presta verosimilitud y realismo a los edificios y calles por donde transitan los habitantes de la capital andaluza.
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