(3) MIENTRAS DURE LA GUERRA, de Alejandro Amenábar

¡VIVA LA MUERTE!
Séptimo largometraje de Alejandro Amenábar (un cineasta de culto para muchos aficionados: Tesis, Abre los ojos, Mar adentro, Ágora, etc.) que aborda la conflictiva situación de España en julio de 1936, cuando una parte del ejército se sublevó contra el gobierno de la II República y tomó el poder en Salamanca. El film asume como eje narrativo y como punto de vista al personaje de don Miguel de Unamuno (1864-1936), entonces rector emérito de la Universidad salmantina que había sido profesor de griego, de latín y de lengua española, un intelectual prestigioso que había cultivado además el ensayo filosófico, la novela, el teatro y la poesía.
Miembro destacado de la llamada “Generación del 98”, Unamuno había sufrido al final del siglo XIX una crisis religiosa (abandono temporal del catolicismo, angustia ante la idea de la muerte, el sentimiento místico como posible solución a las incertidumbres teológicas, etc.) paralela a la consolidación de un temperamento inquieto pero vacilante que tuvo su correspondencia en los cambios de su vida pública: socialista, anti-monárquico desterrado por Primo de Rivera, republicano decepcionado, simpatizante con el alzamiento militar acaudillado por Franco, disconforme después con la violenta represión ejercida por los sublevados… Expedientado y destituido como rector en más de una ocasión debido a sus aceradas críticas a los gobernantes, el inconformismo del intelectual vasco nunca fue consecuencia de un carácter caprichoso o ególatra sino de unas dudas, contradicciones y errores ligados a unas férreas convicciones éticas que nunca quiso traicionar. Su honestidad y la fidelidad a unos principios le reportaron no pocos disgustos y contrariedades.
La película utiliza una base biográfica, de sólo unos meses, para elaborar un discurso sobre la memoria histórica, sobre el enfrentamiento fratricida de “las dos Españas” (la tradicional contra la abierta a la modernidad, la autárquica contra la europeísta, la intolerante contra la liberal) cuyas secuelas han llegado hasta hoy mismo, agravadas por el resurgir de un fascismo que ha perdido el temor de manifestarse sin complejos.
Mientras dure la guerra está realizada con ideas claras y con una corrección formal sustentada en una acertada ambientación, una estimable fotografía (contraste entre luces y sombras para crer un clima dramático) y unos diálogos muy cuidados en su aspecto literario. Y especialmente relevante es la labor interpretativa (reforzada por el maquillaje) de Karra Elejalde como Unamuno y de Eduard Fernández como el general Millán Astray.
Se agradece el esfuerzo de Amenábar por evitar todo esquematismo panfletario (aun defendiendo las ideas constitucionalistas) a la hora de plasmar en cine un momento trascendental de nuestra historia: el comienzo de una guerra civil que costó miles de muertos y exiliados además de dar entrada a una prolongada dictadura y a la consiguiente pérdida de las libertades. Unamuno no quiso mantenerse neutral ante las razones esgrimidas por cada bando enfrentado: la legitimidad depende de las urnas y no de la fuerza de las armas. De la inteligencia y no de la violencia.
Pero incluso aquí se hacen patentes algunas limitaciones (de análisis y de expresión) derivadas de la concreta manera de abordar las cuestiones políticas: el estilo naturalista habitualmente empleado convierte la complejidad de los argumentos debatidos en una sucesión de anécdotas (hechos) que cumplen una finalidad divulgativa o descriptiva pero sin llegar a alcanzar la profundidad conceptual deseable. De visión recomendable.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.