(3) EL GORDO Y EL FLACO (Stan & Ollie), de Jon S. Baird.

EL OCASO DE LOS GRANDES CÓMICOS
El escocés Jon S. Baird, realizador del interesante thriller Filth el sucio (2013), con guión de Jeff Pope, ha dirigido un inteligente y emotivo homenaje, impulsado por su admiración, a la mejor pareja cómica de la Historia del cine: un biopic centrado en los últimos años de su colaboración, su etapa final de declive, cuando en 1953 emprendieron una gira por Gran Bretaña actuando en pequeños teatros que acabó constituyendo un notable éxito gracias a un público imbuido por la nostalgia.
El estadounidense Oliver Hardy (1892-1957) y el británico Stan Laurel (1890-1965) configuraron su dío como una herencia de los clásicos payasos representando los papeles antagónicos del “listo” y el “tonto”, perfilando en el teatro —ambos procedían de la pantomima— y en el cine sus rasgos característicos mediante el marcado contraste de sus cuerpos y actitudes psicológicas. Ahora, los actores John C. Reilly y Steven Coogan han sabido captar con acierto los elementos más definitorios de sus personalidades imitando sus actuaciones —posturas corporales, expreciones faciales, breves frases, etc. — para dotarles de gran humanidad.
Desde 1927 a 1950 participaron conjuntamente en muchas películas —aproximadamente unos 77 cortometrajes y 25 largometrajes—, bastante de las cuales hemos podido ver gracias a las frecuentes reposiciones, recopilaciones, emisiones televisivas y, más recientemente, la edición de antológicos títulos en formato DVD. En el film ahora estrenado su estancia en Inglaterra, Escocia e Irlanda —acompañados de sus respectivas esposas— se presenta como una despedida definitiva de su profesión, tanto por su ya avanzada edad, su declive en el terreno comercial y la delicada salud de Oliver Hardy como por la aparición de jóvenes comediantes —Budd Abott, Lou Costello, Norman Wisdom, Bob Hope, etc.— de inferior talento pero de gran aceptación popular.
Billy Wilder había realizado por entonces un sensacional retrato del dramático ocaso de las estrellas de Hollywood en El crepúsculo de los dioses (1953), pero en esta ocasión la película de Jon S. Baird procede además a divulgar los diversos aspectos de la vida laboral y personal de los protagonistas: su entrañable amistad pese a algún enfrentamiento repleto de mutuos reproches, los apuros económicos causados por sus modestos salarios, sus onerosos divorcios, la afición de Oliver por las apuestas, el trabajo cada vez más escaso…
Ellos lograron transitar sin problemas desde el cine mudo al sonoro, destacando la labor como talentoso guionista de Stan Laurel cuyas ocurrentes y divertidas ideas fueron convertidas en brillantes gags que, tras largos y minuciosos ensayos, se llevaron a los escenarios y a los platós.
No se olvida tampoco el film de citar a la famosa Canción del cuco, sintonía de apertura de todas sus películas, incluyendo los dibujos animados. El gordo y el flaco (Stan & Ollie) arranca a modo de flashback con un largo plano-secuencia de 6 minutos, con la cámara acompañando a la pareja mientras recorre los pasillos de un estudio de Hollywood para incorporarse al rodaje, cuando en esa época de gloria trabajaban al servicio del productor Han Roach. Recomendable.
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