(3) GREEN BOOK, de Peter Farrelly.

AMISTAD EN TIEMPOS DE SEGREGACIÓN RACIAL
Los hermanos Peter y Bobby Farrelly —guionistas, productores y directores— realizaron una docena de películas que tuvieron un gran éxito entre un amplio sector del público. Los críticos más rigurosos, sin embargo, no apreciaron positivamente estas comedias desmadradas y escatológicas salvo en los casos de Matrimonio compulsivo (2007) y Carta blanca (2011). Ahora Peter Farrelly ha cambiando radicalmente de rumbo asumiendo la responsabilidad de llevar al cine un guión inspirado en una historia real que ha contado con la importante colaboración de los actores Viggo Mortensen —excelente intérprete y magnífica persona— y Mahershala Alí.
Green book es una comedia dramática protagonizada por Tony “Lip” Vallelonga y por el Dr. Don Shirley: el primero es un italo-americano del Bronx neoyorquino, tosco e iletrado, que ha desempañado diversos oficios como guardaespaldas, portero del club Copacabana, etc.; el segundo es un negro cosmopolita, refinado y culto, un buen pianista clásico forzado por el mercado a dedicarse a la música pop. Tony es contratado por Shirley para trabajar como chófer y protector en una gira artística a realizar por el centro y el sur de los Estados Unidos. Transcurre el año 1962 y la discriminación de los ciudadanos afro-americanos alcanza su apogeo, especialmente en hoteles y restaurantes reservados sólo para blancos. Un rasgo definitorio que revela la desigual base cultural de los personajes centrales es la corrección del lenguaje empleado, selecto el del músico, vulgar el del conductor del “Cadillac”.
La película es la historia de dos personas discriminadas —por diferentes motivos: la clase social, la procedencia geográfica o la raza— que acaban auxiliándose y estimándose pese a sus divergencias, un tema abordado con frecuencia y con variada fortuna por el cine estadounidense. La estructura del relato es la propia de una road movie, con un largo viaje por carretera en el que se suceden una serie de episodios que retratan a toda una nación —prejuicios, abusos e injusticias— a la vez que a unos individuos cuya evolución y convergencia están bien plasmadas en esta sencilla y correcta realización cuyo clasicismo narrativo no es ajeno al acierto en la plasmación del contraste entre buenos y malos sentimientos mediante escenas no exentas de emoción y siempre defensoras de los derechos humanos.
Reveladora función testimonial y sintomática tiene el “Libro verde del automovilista negro” —una guía histórica de carreteras, moteles y bares libres de discriminación racial— en este film tan entrañable como generoso premiado en el festival de Toronto y reconocido por los Globos de Oro.
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