(3) LA NÚMERO UNO, de Tonie Marshall.

EL TECHO DE CRISTAL
De la realizadora Tonie Marshall teníamos buenas referencias fílmicas: No muy católico (1994), Venus, salón de belleza (1999) y Lo más cercano al cielo (2002). Ahora, coherente con su compromiso ético e ideológico con las personas más débiles y discriminadas, la cineasta nos ofrece una película perfectamente catalogable como feminista aunque sin el simplista sectarismo panfletario de algunos de los alegatos de género contra el abusivo predominio machista.
La número uno, protagonizada por la actriz Emmanuelle Devos, es la crónica compleja y nada dogmática de la carrera profesional de una brillante ingeniera que llega a formar parte del comité ejecutivo de una gran empresa. Ella debe compaginar sus obligaciones laborales con las ocupaciones hogareñas, atendiendo a su marido e hijo además de vigilar a una madre en el umbral de la ancianidad. Ella posee las virtudes de la sabiduría y la disciplina pero también debe cargar con las dudas e inseguridades propias de su situación.
Porque, aún hoy en día, no es fácil el papel de las mujeres –—incluso si poseen un buen bagaje de conocimientos y méritos— en un mundo como el de los negocios y las finanzas, dominado casi enteramente por los hombres. Pero una organización femenina de ejecutivas influyentes y de alto nivel propone a la protagonista su colaboración en la tarea de lograr para ella la presidencia de una de las compañías más importantes de Francia, incluida en la selecta lista del CAC 40. Se trata de demostrar que algunas mujeres están tan dotadas o más que los hombres para ocupar los más altos cargos de dirección y que, por tanto, son merecedoras del poder y el salario correspondientes a sus grandes responsabilidades.
La película desgrana todo el repertorio de obstáculos y zancadillas que el machismo imperante suele poner en el camino ascendente de las más capacitadas profesionales: envidias, rivalidades, secretos, conspiraciones, alianzas, etc. que hacen patente el menosprecio y la desconfianza de sus compañeros ante el éxito de las buenas gestoras.
Por eso, las declaraciones de Tonie Marshall a la prensa no dejan lugar a la ambigüedad: la psicología femenina —afirma— es distinta de la masculina porque no asume ni la feroz competencia ni la desmedida ambición. Las mujeres suelen ser también mejores administradoras y dirigentes que muchos encumbrados ejecutivos porque tienen un superior sentido de la organización del colectivo humano empresarial e incluso son capaces por ello de obtener mayores beneficios económicos. Finalmente, la realizadora advierte —como también ha hecho la actriz Catherine Deneuve— del actual peligro de autocensura y de la implantación de un nuevo puritanismo en estos tiempos arrolladores del movimiento Me too, que defiende la libertad y la dignidad de las mujeres pero que confunde en ocasiones el torpe y molesto acoso machista con la legitimidad e incluso el encanto de la vieja galantería, el sutil coqueteo y la viril seducción.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.