(3) LA CÁMARA DE CLAIRE, de Hong Sang-soo.

ENCUENTRO EN CANNES
De las 20 películas realizadas por el surcoreano Hong Sang-soo (Seúl, 1960) sólo tuvimos acceso a En este país (2012, distribuida en formato DVD), Ahora sí, antes no (2015), Lo tuyo y tú (2.016) y En la playa sola de noche (2017). Su prestigio entre la crítica internacional, convertido en un cineasta de culto, está pues justificado aunque se trata de un “autor” nada pretencioso que en La cámara de Claire ha vuelto contar con la naturalidad interpretativa de una Isabelle Huppert que ha declarado que no le interesan los argumentos, los personajes o los grandes presupuestos de los filmes sino únicamente el talento y la personalidad de sus directores.
La película ahora estrenada fue rodada en sólo cinco días cuando el realizador y la actriz francesa coincidieron en el festival de Cannes 2016, utilizando para su elaboración escenarios naturales —la playa, un bar, la terraza de un hotel…— sin un guión previo, porque el cineasta tenía ya el film en su cabeza —aunque admitiendo ciertas improvisaciones— limitándose sólo a dar unas precisas instrucciones a su equipo. El relato tiene una corta duración de 70 minutos, su trama está reducida al mínimo y, como en casi todo el cine moderno, se nota la influencia de las innovadoras formas narrativas aportadas por la Nueva Ola francesa (años 60).
Claire es profesora de música pero su gran afición es la fotografía y con su aparato “Polaroid” retrata al instante todo lo que suscita su atención, lo que incluye a la empleada de una distribuidora cinematográfica surcoreana que ha perdido su trabajo por culpa de una esposa movida por los celos. Las nuevas tecnologías —una ligera cámara digital— han permitido a Hong Sang-soo rodar su film en unos cuantos largos planos-secuencia, limitándose a rectificar ligeramente el encuadre de algunas tomas.
Se olvida con demasiada frecuencia que —paralelamente a la “inspiración” del artista— han sido los continuos inventos mecánicos, ópticos, químicos y electrónicos los que han permitido descubrir y emplear nuevas formas expresivas, la estética en permanente evolución, a lo largo de la Historia del Cine. La captación de imágenes que seducen a Claire es aquí, sin duda, una metáfora de la concepción que del cine tiene el propio realizador surcoreano.
La película presenta una enorme sencillez narrativa , entre experimental y amateur, porque no busca los grandes acontecimientos sino el fluir de la existencia cotidiana y tampoco utiliza recursos materiales espectaculares porque se trata de captar el momento presente, el instante de un tiempo que pasa fugazmente, en un tono vitalista de comedia que parece no conceder importancia a los pequeños dramas de la vida. Algunos han comparado su estilo con el de Éric Rohmer: un cine simple, vivo, actual, contemplativo y sobrio. Una cuestión de talento.
Durante el rodaje el director ha puesto frente al objetivo de su cámara, decidiendo a veces sobre la marcha, todos aquellos elementos —el mar, la calle, el perro, etc.— que podían integrarse en su discurso tras haberlos encontrado casualmente. Las ideas de Hong Sang-soo son dignas de atención: la forma de cambiar las cosas es mostrarlas despacio —una explicación de su puesta en escena— o fotografiar la realidad es transformar a la gente y a todo lo que le rodea —la dimensión temporal de toda mirada fenomenológica—.
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