(3) MARIA BY CALLAS, de Tom Volf.

VALIOSO DOCUMENTAL BIOGRÁFICO
Este biopic destaca por la honestidad, la amplitud informativa y el rigor de sus planteamientos, pues no se limita a ratificar la genialidad de una María Callas (1923-1977) tenida por la mejor soprano del siglo XX. El realizador Tom Volf desconocía la existencia de la diva hasta que descubrió casualmente su labor y trayectoria hace unos años y, deslumbrado, decidió dedicarle un film documental con los abundantes materiales —muchos de ellos inéditos— que fue recopilando tras un largo y meticuloso proceso de búsqueda: filmaciones profesionales y amateurs, fotos, artículos de prensa, reportajes televisivos, declaraciones, grabaciones de audio, etc. Especial importancia tiene una larga entrevista concedida a la TV, todavía en blanco y negro, que se presenta fragmentada en varios bloques y que sirve de columna vertebral alrededor de la que se estructura en primera persona la totalidad de la película: una confesión detallada y sincera sobre los motivos reales de su conducta con la intención de desmentir los rumores en torno a su carácter caprichoso y autoritario. La sensación que nos da es la de una persona de una gran humanidad, con sus grandezas y sus debilidades pero especialmente lastrada por una permanente angustia y por la preocupación por no estar a la altura de las expectativas despertadas a lo largo de su carrera. En definitiva, la costosa aceptación de la incómoda dualidad entre la Callas profesional y la María persona.
Como soprano portentosa —tanto en los agudos como en los graves pues su voz abarcaba tres octavas— todo empezó con su debut a los 15 años y su paulatina ascensión al Olimpo rodeada del fervor popular aunque también acompañada de polémicas —la suspensión de algunas representaciones, su rivalidad con la gran Renata Tebaldi, su agitada vida privada, etc.— ya que interpretó de forma muy personal un amplio repertorio con las mejores óperas —partituras de Bellini, Verdi, Puccini, Donizetti, Rossini… incluso de Wagner— en los más importantes teatros del mundo, volcada sobre todo en el belcantismo, antes de su acelerado declive y su prematura retirada en 1965.
Como ser humano María no fue tan afortunada: tuvo un duro aprendizaje musical —piano y voz— que le robó la infancia, sus padres se divorciaron pronto, regresó a Atenas con su madre para vivir de forma modesta, tuvo que sacrificarse para mejorar su aspecto físico, amó al naviero Aristóteles Onassis que la abandonó para casarse con la viuda del presidente J. F. Kennedy, acabó sufriendo inseguridad, ansiedad y depresiones, aislándose en un apartamento parisino donde falleció a los 53 años de edad.
¡Nacida en Nueva York, hija de inmigrantes griegos, se convirtió en ciudadana del mundo y primera figura mediática del mundo de la ópera —reservado a unas minorías elitistas hasta entonces—. Pero no todo fue fácil y agradable: vivía obsesionada por la perfección en su arte, le incomodó el peso de la fama y el acoso del público, le atormentó el transcurso de los años y la pérdida de la juventud, le paralizó la nostalgia de los gloriosos tiempos pasados, le dolió no poder formar una familia propia… aunque tuvo millones de fervientes seguidores y contó con el magisterio y el respaldo de grandes figuras: la docente Elvira Hidalgo, el director de orquesta Tullio Serafin , el director de escena Luchino Visconti y el cineasta P. P. Pasolini (Medea, 1969) entre otros muchos.
En el film de Tom Volf hay interesantes testimonios visuales y sonoros —arias completas, cantadas de forma sublime, pertenecientes a obras como Norma, Madama Butterfly, Tosca, La traviata y otras—, además de incluir opiniones sobre ella procedentes de gente famosa o experta. Su técnica —proyección de la voz, afinación, respiración, potencia, expresión dramática— fue excepcional, un “prodigio de la Naturaleza” capaz de despertar las mayores emociones.
Tom Volf, fotógrafo y vídeo-instalador, no sólo ha dirigido su primera película sino que —para conmemorar los 40 años de la muerte de la cantante— ha montado también una exposición y ha preparado tres libros con los abundantes materiales recogidos. Había un par de ilustres precedentes: la obra teatral Master class de Terrence McNally, protagonizada en Francia por una Fanny Ardant que, a su vez, encarnó a la diva en el film Callas forever (Franco Zeffirelli, 2002), un relato de ficción sobre el ocaso y el final de la estrella que se rodó con motivo del 25 aniversario de su fallecimiento, además de haber puesto esta actriz francesa la voz en “off” que comenta algunas secuencias del film ahora estrenado.
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