(2) FORTUNATA, de Sergio Castellito.

UNA VIDA DIFÍCIL
El título de esta película tiene una intencionalidad claramente irónica porque alude a la protagonista como “afortunada” cuando en realidad narra la devastadora cascada de desgracias de las que es víctima y que el realizador atribuye al “destino”. Fortunata es el sexto largometraje dirigido por el actor Sergio Castellito, de quien sólo pudimos ver aquí No te muevas (2004) y Volver a nacer (2012), ambos con Penélope Cruz, que son —como también en esta ocasión— historias de procedencia literaria escritas y convertidas en guión por su propia esposa Margaret Mazzantini, una dramaturga y novelista de origen irlandés afincada en Italia.
Sergio Castellito, una vez más, evidencia su voluntad testimonial sobre el amargo itinerario vital de una mujer joven a la que todo sale mal: el matrimonio con un marido violento y acosador, su inestable hija de ocho años, la posibilidad frustrada de un nuevo amor, la profesión, la sombra del pasado familiar… Un fracaso absoluto que ni el psiquíatra del que se enamora ni su proyecto de montar una peluquería son capaces de evitar. Aunque más que a la fatalidad, el film debería haber prestado más atención al contexto: ese barrio periférico romano poblado de obreros, parados e inmigrantes.
El relato pudo tener un sólido trasfondo social pero que se queda en bienintencionado melodrama sobre la imposibilidad de alcanzar la felicidad, con lo que el pretendido realismo de la propuesta no rebasa el nivel de exagerada acumulación de desdichas personales sin el preceptivo contraste de una explicación dada con argumentos racionales.
La película no mueve, pues, a la solidaridad sino a un hondo pesimismo existencial. Lo más logrado es la interpretación de la actriz Jasmine Trinca —presente ya en La habitación del hijo (2001) de Nanni Moretti—, que ha logrado premios en el festival de Cannes y en los David de Donatello del cine italiano. A destacar también la intervención, en un papel muy secundario, de una madura y oronda Hanna Schygulla —una habitual en los trabajos de R. W. Fassbinder— que viene a confirmar los inconvenientes del imparable paso del tiempo.
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