(4) EL CAIRO CONFIDENCIAL, de Tarik Saleh.

CORRUPCIÓN TOTAL
Llega a nuestras pantallas el último largometraje de ficción del realizador y productor sueco Tarik Saleh (Estocolmo, 1972), hijo de emigrantes egipcios, cuya carrera incluye también documentales, videoclips, películas y series para TV además de un film de animación. Se trata de El Cairo confidencia , una coproducción de Suiza, Dinamarca y Alemania que obtuvo los máximos galardones en los festivales de Valladolid y de Sundance 2017, habiendo tenido que rodarse en Casablanca (Marruecos) ante la prohibición oficial de efectuarlo en territorio egipcio.
La película es un ejemplo perfecto de cine “negro” moderno —caos, sexo, violencia, codicia, abusos— que nos ofrece un testimonio sin concesiones del corrupto régimen del presidente Hosni Mubarak, un militar y político que sucedió al asesinado Al-Sadar, ocupó el poder durante 30 años (1981-2011) apoyado por las potencias occidentales —se mostró tolerante ante el expansionismo israelí y combatió el islamismo radical— y supo ganar una y otra vez las elecciones supuestamente democráticas mientras seguían vigentes las restricciones civiles en un permanente “estado de excepción”.
El relato transcurre en El Cairo durante la revolución popular de 2011 —la llamada “Primavera árabe”— que derrocó a H. Mubarak y dio paso a un nuevo gobierno que resultó también corrupto y fue destituido finalmente por un golpe de estado militar en 2013. El protagonista del film, que asume el punto de vista narrativo, es un oficial de la policía, el detective Noredin, cuyas habituales y pequeñas corruptelas no frenan su deseo de investigar a fondo el asesinato de una famosa y guapa cantante en un hotel de lujo, descubriendo la implicación no sólo del hampa sino también de altas esferas institucionales.
La influencia del llamado “cine político italiano” de los años 70 resulta evidente por su mezcla de elementos del cine de género —el policiaco como soporte discursivo— con ilegales actuaciones de las fuerzas más reaccionarias del estado. La ciudad es presentada como un gran decorado que oculta con su artificioso brillo la verdadera miseria moral y los chanchullos económicos —prostitución, drogas, especulación inmobiliaria, sobornos y chantajes, autoritarismo, crímenes, etc.—. En suma, una situación general envenenada por las ansias ilimitadas de poder y de dinero.
No han faltado voces que han relacionado las virtudes de El Cairo confidencial con las de celebrados títulos como Poder absoluto (Clint Eastwood, 1996) y El secreto de sus ojos (J. J. Campanella, 2009), lo cual es un reconocimiento explícito de los méritos del film de Tarik Saleh, en mi opinión uno de los más destacados del presente año por su complejo guión, su sólido pulso narrativo y la sutil información que logra proporcionarnos cada uno de sus planos, todo ello basado en hechos reales, aunque quizás hubiera mejorado el relato con menos recovecos argumentales y el recorte de algunas líneas secundarias. Un desenlace algo ambiguo sugiere al espectador la amplitud de la protesta popular, la impunidad instalada en el sistema y también la persistencia de los vicios puestos al descubierto.
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