(2) MOLLY´S GAME, de Aaron Sorkin.

LA PRINCESA DEL PÓKER
Jessica Chastain interpreta con justeza y entrega a Molly Bloom —¿un seudónimo que rinde homenaje al personaje del Ulyses de James Joyce?—, una esquiadora olímpica retirada prematuramente por accidente que, de forma casual, entró en el mundo del espectáculo y el juego hasta convertirse rápidamente en millonaria organizando partidas ilegales de póquer una vez olvidado su propósito de estudiar Derecho. Aun siendo mujer en un ámbito reservado a los hombres, su profesionalidad, atractivo físico y ambición le permitieron alcanzar riqueza y autonomía personal antes de que el FBI y las autoridades fiscales decidieran investigar su relación con una selecta clientela de ludópatas entre los que figuraban famosos financieros, gente del cine, deportistas de élite y, sobre todo, miembros de la mafia rusa.
Aaron Sorkin (Nueva York, 1961) debuta como director —después de alcanzar la fama como dramaturgo, guionista de cine (La red social de David Fincher) y escritor de series de TV (El ala oeste de la Casa Blanca, etc.)— con la adaptación de un libro de memorias (2014) de la propia Molly Bloom, finalizado poco antes de su detención y correspondiente procesamiento penal. La película —que se hace algo reiterativa en sus 140 minutos de duración— adopta la forma de thriller con intervención de gángsters, policías, jueces y abogados, aunque sospecho que en el relato —tanto literario como fílmico— hay muchas lagunas voluntarias —se evita toda información comprometedora sobre nombres, actividades sexuales o el consumo de drogas— para eludir cualquier responsabilidad económica o jurídica.
Hay quizás un exceso de personajes y de situaciones que nos son presentadas con un ritmo trepidante, un montaje acelerado de planos cortos y diálogos atropellados que apenas pueden leerse por completo en los subtítulos, todo ello servido con una técnica brillante y abundantes recursos materiales pues Sorkin ha suplido su inexperiencia como realizador con la ayuda de un amplio equipo de profesionales de primera fila. El film está narrado en primera persona —como autobiografía—, con algunos flashbacks y una voz en off que evoca o comenta determinados episodios. Molly Bloom es la protagonista única de esta producción rodada en formato digital en unos estudios de Toronto (Canadá) aunque utilizando lentes de scope años 60 para lograr una fotografía con mayor profundidad de campo.
Están bien recreados los ambientes de lujo que frecuentó Molly en su década de éxito y esplendor. El relato se nos ofrece como una sucesión de acontecimientos sin que la colaboración final con la justicia suponga ambigüedad moral o complejidad psicológica de la “heroína” sino una mera estrategia exculpatoria. Molly´s game es un simple encadenamiento de anécdotas en el que echamos de menos un mayor rigor estructural o dramático que aumentara su calidad e interés.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.