(4) VERANO 1993, de Carla Simón.

RECUERDOS DE LA INFANCIA
Carla Simón (Barcelona, 1986) realizó varios cortometrajes y documentales antes de debutar en el largometraje de ficción —después de abundantes ensayos con los intérpretes— con Verano 1993, un film autobiográfico que rememora la muerte de sus padres —víctimas del SIDA— y su adopción por unos tíos cuando ella sólo tenía seis años de edad y pasó su primer verano con ellos y una hermanita en una casa de campo. Premiada en los festivales de Berlín y de Málaga, la película puede verse con diálogos en catalán y subtítulos en castellano, certificando la gran sensibilidad y enorme talento fílmico de la realizadora, responsable principal del que probablemente será el mejor film español del año.
Verano 1993 nos presenta a Frida, la pequeña protagonista, como sujeto y a la vez objeto de la representación. El relato se articula alrededor de los recuerdos —completados y confirmados por informaciones familiares— de la propia directora-guionista sobre su infancia, narrando sus vivencias en tercera persona con una cámara a ras de suelo que sigue constantemente sus andanzas, mostradas desde su particular punto de vista, para transmitir una mirada sobre su propia niñez llena de autenticidad y realismo, sin sensiblerías melodramáticas, con una admirable austeridad expresiva y con un encadenamiento de “tiempos muertos” que en cineastas de escaso talento darían lugar a un producto aburrido e intrascendente y que en manos maestras nos permiten contemplar las más sutiles facetas de la existencia humana conforme van manifestándose ante nuestros ojos. No veía nada semejante desde El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973).
Una cámara contemplativa testigo de los acontecimientos, una excelente labor interpretativa y planos de larga duración que exploran lugares y personas nos permiten asistir al crecimiento interior de Frida y a su adaptación a la nueva familia con todo un conglomerado de sentimientos y de conocimientos que le llevan a tomar conciencia del mundo que la rodea, de sus propios afectos e incluso de la misteriosa existencia de la muerte. El film no sólo es cine independiente “de autor” sino que se asienta también en una sólida base industrial gracias a las aportaciones financieras de múltiples procedencias, garantizando de este modo una segura distribución y una amplia red de exhibición.
Carla Simón ha cursado estudios de cine en la Universidad Autónoma de Barcelona, en California y en Londres además de llevar a cabo algunos trabajos en TV3. Ahora su demostrada sabiduría fílmica le augura un prometedor futuro profesional.
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