(1) CARS 3, de Brian Fee.

BÓLIDOS A LA CARRERA
Que la saga Cars es la franquicia más floja de Pixar es una de las pocas cosas que genera unanimidad en la heterogénea y a veces contradictoria crítica especializada. Desde su título fundacional —Cars(2006)—, este colorido universo poblado por vehículos animados antropomorfizados no ha ocultado su condición de indisimulada plataforma de lanzamiento de una ingente línea de juguetes y demás productos de merchandising destinado en exclusiva al público infantil debido a su simpleza argumental y ala ausencia de pretensiones más elevadas que el fútil pasatiempo, tendencia que se aleja del espíritu “artístico” y transgresor del citado estudio de animación. A pesar de su incuestionable calidad técnica y su deslumbrante empaque visual, cada entrega —especialmente Cars 2 (2011)—me ha parecido un producto rutinario y ñoño más cercano al spot publicitario que al largometraje animado.
Desgraciadamente,Cars 3 no evita reforzar mi opinión respecto a la franquicia. Opera prima del dibujante de storyboards Brian Fee, la película sigue las andanzas de legendario Rayo McQueen, aquí superado por una nueva generación de corredores ultrarrápidos, lo que le obligará a plantearse su retirada no sin instruir antes a su sucesora, una joven e inexperta Cruz Ramírez. Lecciones vitales de hondo calado sobre el paso del tiempo, el olvido y saber retirarse dignamente que, sin embargo, desaprovecha en sucesivos gags condimentados con humor blanco de lo más soso.
¿Dónde está la esencia de una compañía que ha creado las mejores animaciones de los últimos lustros? No se sabe, pero en esta saga ni está ni se le espera.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.