(3) CARTAS DE LA GUERRA, de Ivo Ferreira.

VEINTE POEMAS DE AMOR Y UNA CANCIÓN DESESPERADA
El primer film que nos llega de Ivo Ferreira (Lisboa, 1975) es una adaptación de la novela homónima autobiográfica de António Lobo Antunes, que recoge las cartas que el propio escritor mandaba a su joven esposa embarazada entre 1971 y 1973, cuando fue alistado en un batallón para ir como alférez médico a la guerra colonial de Angola, donde las fuerzas armadas portuguesas se enfrentaban a las guerrillas independentistas del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) liderado por Agostino Neto, que logró convertir su país en república soberana en 1975 tras la llamada “Revolución de los Claveles” (abril de 1974), que puso fin a la dictadura salazarista y, con ella, a las luchas en las colonias.
António Lobo Antunes utiliza el formato epistolar para aunar de forma impactante imágenes de la estancia de los soldados acuartelados y en misiones de vigilancia, una tensa mezcla de rutina y de peligro, mientras la voz en off de la mujer ausente recita el texto de las poéticas misivas que el marido le manda desde territorio angoleño. La riqueza expresiva de Cartas de la guerra aporta una fecunda mezcla de sentimientos y de ideas, una visión antiheroica de una lucha armada repleta de manifestaciones de nostalgia, desesperación, soledad, miedo, camaradería, angustia, pasión amorosa, penuria material, muerte… todo ello vertido en cartas capaces de compaginar el más profundo lirismo con una nuevas convicciones políticas. El escritor toma conciencia durante su estancia en el ejército de la necesidad de un cambio democrático al mismo tiempo que reconoce la dignidad del continente africano, mientras vive obsesionado por su supervivencia, el regreso y la esperanza en un futuro mejor.
La película, roada en blanco y negro para reflejar mejor la época y el ambiente de cada día aunque también para distanciar emotivamente al espectador, aborda con decisión el tema tabú de la guerra colonial portuguesa y de las pérdidas humanas en la injusta y absurda epopeya ultramarina. La aparente frialdad narrativa —encuadres no frontales, abundancia de sombras, presencias imaginadas, etc.— no oculta un implícito mensaje de fraternidad, la carga emotiva de las canciones del momento y la dimensión mítica de las estrellas del cine luso allí proyectadas. Todo ello mientras suena por la radio el desfasado discurso del primer ministro Marcelo Caetano arengando a las tropas con apelaciones patrióticas a las virtudes del colonialismo.
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