(2) ALIEN: COVENANT, de Ridley Scott.

COLONOS Y XENOMORFOS
El discreto regreso de la odisea espacial más terrorífica de la Historia del Cine con Prometheus (2012) —las secuelas de la emblemática Alien, el octavo pasajero (1979) condenaron la saga al ostracismo; recordemos Aliens: El regreso (1986), Alien³ (1992) y Alien: Resurrección (1997)— parecía haber liquidado prematuramente su sugestivo reboot, debido a su deriva pseudo-filosófica, sus escasas dosis de acción frente a sus interminables diálogos y por suscitar más preguntas que respuestas. Sin embargo, el fundador de la franquicia Ridley Scott ha sabido corregir el entuerto en Alien: Covenant, recuperando el espíritu desvergonzado y trasgresor de la acción ochentera junto al universo gótico y siniestro del extraterrestre más letal de este sector de la galaxia.
Así pues, reivindicando la faceta más lúdica de la serie B, el realizador y productor británico configura un entretenido relato de terror enmarcado en la colonización del espacio profundo, donde un grupo de colonos explora un inhóspito planeta del cual reciben una misteriosa señal de socorro. En ese supuesto vergel poblado de ríos y mares; prados y bosques similares a los terráqueos, se encontrarán con los restos de la nave Prometheus y las ruinas de una antigua civilización. Pronto descubrirán que la causa de tanta destrucción fue una mortífera plaga de aliens en su forma evolutiva más embrionaria, siendo la presencia de un conocido androide el origen de todo…
Los admiradores del título fundacional se alegrarán al comprobar que Alien: Covenant reproduce esa atmósfera lúgubre, esos escenarios “sucios” alejados de una visión idealizada del futuro y ese ritmo y esa tensión creciente que proporcionaron a la primera entrega una identidad propia. Se aprecia el esmero del director por hacernos recordar constantemente aquel clásico del género, en un manifiesto autohomenaje tan impúdico como emotivo.
Un sólido reparto, encabezado por un magnífico Michael Fassbender y una insólita Katherine Waterston, aporta tridimensionalidad a los personajes logrando trascender el típico film de terror adscrito a la resabida fórmula de Diez negritos, donde van muriendo poco a poco los personajes secundarios del relato, implantada por la escritora británica Agatha Christie. Aquí el duelo entre humano y monstruo queda un tanto desdibujado por la intrusión de un tercer elemento: la vida artificial, reflexionando sobre los límites de su humanidad y su potencial lado oscuro.
Parece que el serial cinematográfico de Alien está lejos de agotarse. De hecho y para regocijo de su legión de seguidores, ya se han anunciado próximas entregas. El final deja tantas puertas abiertas que era inevitable la continuación de la historia.
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