(3) LA VIDA DE CALABACÍN, de Claude Barras.

ANIMACIÓN PARA ADULTOS
Esta magnífica película de animación es una producción franco-suiza de corta duración —66 minutos de metraje— que hemos podido ver en V. O. S. con subtítulos en castellano, lo cual puede dificultar la comprensión de los pequeños espectadores aunque, debido al contenido del relato, el film sólo está recomendado para mayores de 12 años. Se trata del primer largometraje del suizo Claude Barras (Sierre, 1973), autor de varios cortometrajes de este género, que ha contado con la colaboración como guionista, entre otros, de Céline Sciamma —realizadora de Tomboy (2011) y de Girlhood (2014)— en la adaptación de la novela homónima de Gilles Paris, caracterizada por su dramatismo, dureza y realismo —alcoholismo, abusos sexuales, abandono, maltrato físico y psicológico, orfandad… aspectos aquí discretamente insinuados y nunca mostrados—, aunque si la vida cotidiana puede transcurrir en medio de traumáticas circunstancias, el orfanato que nos muestran supone una oportunidad para superar las malas experiencias, curar las heridas recibidas y emprender un camino esperanzado hacia el futuro. La negativa visión decimonónica de las novelas de Charles Dickens y del cine de François Truffaut —Los 400 golpes (1959)— queda afortunadamente lejos de lo que aquí contemplamos.
El centro de acogida es ahora un espacio seguro y provisional donde cabe el humor, la amistad e incluso el “amor” infantil pese a las travesuras de algunos de los chicos allí internados, aunque me parece algo forzado el que sea precisamente un policía “bueno” el que asuma la responsabilidad de la adopción de los menores.
Cargada de premios en festivales —Anecy y San Sebastián, entre otros— y muy bien valorada en los galardones del Cine Europeo, La vida de Calabacín —“courgette” en francés— se aleja de la fantasía y el almíbar de la mayoría de productos destinados al publico infantil para conectar con la tesis de Un monstruo viene a verme (J. A. Bayona, 2016) en el sentido de que no hay que ocultar los aspectos negativos de la existencia a los niños siempre que su representación se haga con un lenguaje apropiado para ellos, en este caso para transmitir el “mensaje” de que es el conocimiento y no la ignorancia lo que permitirá la superación de los primeros problemas personales, una etapa en el proceso de maduración psicológica.
El film se rodó en Lyon (Francia) con la técnica del stop-motion, fotografiando uno a uno el resultado de los lentos movimientos de los muñecos para añadir las voces en la fase de post-producción utilizando tanto las de niños como las de adultos profesionales del doblaje, buscando con ello una mayor emoción y autenticidad.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.