(2) LA CHICA DESCONOCIDA, de Jean-Pierre y Luc Dardenne.

UNA JOVEN DOCTORA EJEMPLAR
Esta producción franco-belga con financiación, guión y dirección de los hermanos Dardenne es una típica película de autor —la octava que nos llega de estos notables cineastas—, interesante aunque no alcance el sobresaliente nivel de anteriores títulos como Rosetta (1999), El hijo (2002), El niño de la bicicleta (2011) o Dos días, una noche (2014). Una vez más, los realizadores logran ensamblar satisfactoriamente el retrato de un contexto poblado de gente ordinaria o marginada con el preciso diseño psicológico de una protagonista obsesionada por la verdad y la solidaridad.
Presentada en el festival de Cannes 2016, la película gira en torno al sentido de culpa y de responsabilidad de una joven doctora de Lieja —encarnada por la actriz Adèle Haenel— que no atiende a una inmigrante negra dedicada a la prostitución que es encontrada muerta poco después de haber acudido a su consultorio. La médico está establecida en el extrarradio de la ciudad, hace visitas a domicilio y rechaza la posibilidad de prosperar en un hospital para seguir dedicándose a la medicina primaria generalista. Su arraigado sentido moral la impulsa a investigar para averiguar, al margen de la policía, la identidad de la fallecida, avisar a su familiares y darle una sepultura digna.
Pero resulta bastante extraño, algo forzado, que esta profesional de la sanidad se convierta de hecho en una mezcla de detective investigador y hermanita de la caridad, sobrepasando las obligaciones propias de su oficio como resultado de un hondo sentimiento de solidaridad con los más desfavorecidos.
Una vez más los hermanos Dardenne nos ofrecen un ejemplo de cine sencillo y directo aunque sin llegar a plantear cuestiones fundamentales de ética médica como sí han hecho algunos otros filmes protagonizados por doctores: ¿Hasta dónde puede un médico implicarse en la vida privada de sus pacientes? Más allá de la salud de los enfermos o heridos, ¿es responsabilidad suya solucionar sus problemas personales? ¿Puede una consulta sanitaria convertirse en una especie de confesionario, recargando aún más el peso psicológico soportado por los profesionales de la salud? El desarrollo del relato viene a contradecir, intencionadamente, la afirmación inicial de la protagonista de que hay que estar por encima de las propias emociones.
El guión fue escrito con asesoramiento de un médico, también presente en el rodaje para asegurar la corrección de las escenas relacionadas con la exploración, los síntomas y el tratamiento de las enfermedades y lesiones. La doctora Jenny Davin no tiene, al parecer, vida privada y además se traslada a vivir a la misma clínica donde presta sus servicios —una decisión extrema e incluso irregular—. La chica desconocida es una estimable película testimonial aunque quizás se excede en su generosa apología del sacrificio y de la entrega personal. Pero formalmente, como relato fílmico, resulta de una gran corrección.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.