(3) HEDI, UN VIENTO DE LIBERTAD, de Mohamed Ben Attia

TÚNEZ: ENTRE LA TRADICIÓN Y LA MODERNIDAD
Premiado en el festival de Berlín —mejor opera prima y mejor actor—, el primer largometraje de Mohamed Ben Attia retrata con gran precisión el contexto socio-económico y la situación personal de muchos ciudadanos del Túnez posterior a la “Primavera árabe” que propició unas elecciones democráticas, despertando unas esperanzas que no han llegado a materializarse plenamente, en gran medida por la crisis económica provocada por la retirada del turismo, temeroso de los atentados islamistas.
El relato se canaliza a través de Hedi, el protagonista, un joven de 25 años que es agente comercial de los coches Peugeot pero que contempla su futuro con preocupación. Una relación amorosa casual, plena y libre, le impulsa a abandonar su pasividad conformista tras comprender la necesidad de cambiar de vida tomando importantes decisiones.
El muchacho vive atrapado entre dos mundos opuestos: la mezquita y una familia tradicional con una madre autoritaria que ha concertado su próxima boda, por una parte, y la emigración a Francia para amar sin ataduras y desarrollar profesionalmente su vocación de dibujante de historietas, por otra. Esta esquizofrenia, la duda entre dos opciones vitales incompatibles, es tanto la del país tunecino como la de individuos como Hedi, con los problemas que plantea la asunción de una nueva cultura y de costumbres diferentes.
Relato sobrio y directo, lleno de complejos matices y de sutiles observaciones, el film contó con el asesoramiento de dos excelentes cineastas como son los hermanos Luc y Jean-Pierre Dardenne. No resulta extraño, pues, que el ambiente agobiante aquí mostrado y las dificultades para librarse del mismo me hayan hecho recordar dos magníficas películas españolas de similares planteamientos: Calle Mayor (Juan A. Bardem, 1956) y Nueve cartas a Berta (Basilio M. Patino, 1965).
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