(3) COMANCHERÍA, de David MacKenzie.

RESCOLDOS DEL VIEJO OESTE
Aunque Comanchería sea el noveno largometraje del británico David MacKenzie, de este realizador solo recuerdo haber visto con agrado Young Adam (2003). Ahora nos sorprende con un western contemporáneo muy entretenido, con una combinación de atracos a mano armada, tiroteos, persecuciones, algunos muertos, el sentido tradicional de la familia y la propiedad… con la presencia de automóviles, pozos de petróleo y explotaciones ganaderas, amenazados todos por una gran inseguridad económica. Estamos en Texas y dos hermanos, enmascarados, se dedican a robar bancos para poder pagar un crédito hipotecario que amenaza con dejarlos en la ruina. Robar a quien roba o el que roba a ladrón…
De nuevo, los representantes de la ley y el orden —Jeff Bridges como un envejecido ranger amenazado con la jubilación— contra los forajidos, pero los tiempos han cambiado y la épica de antaño ha dejado paso al cinismo, a un humor sarcástico y a un dramático proceso de deshumanización. Ha evolucionado el estilo del western clásico al mismo tiempo que la sociedad que lo hacía posible con la ingenuidad de sus mitos. Además de la tecnología, la economía se ha hecho básicamente financiera, los antihéroes se divorcian y, sobre todo, los géneros cinematográficos aparecen mezclados en un inevitable proceso de mestizaje narrativo.
La película ha sido rodada en escenarios naturales, en las praderas desérticas y polvorientas del sudeste de Estados Unidos, el relato adquiere un ritmo frenético y en lugar del maniqueísmo de los años dorados es perceptible ahora una mirada posmoderna, escéptica, capaz de asumir el concepto de “criminalidad redentora”, una ambigüedad moral que hace confundir el bien con el mal, la que nos hace dudar hoy en día si los verdaderos “villanos” son los rancheros empobrecidos o las entidades financieras que los esquilmas hasta la miseria.
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