(3) LA DONCELLA, de Park Chan-Wook.

AMA Y CRIADA
No resulta extraño que el surcoreano Park Chan-Wook —Old boy (2003), Soy un cyborg (2006), Stoker (2013)— se haya convertido en un realizador de culto para muchos cinéfilos debido al impacto producido por unas películas hechas con imágenes de exquisita belleza y por una inteligente puesta en escena además de cultivar con esmero un refinado y un tanto perverso erotismo que difícilmente nos deja indiferentes. En esta ocasión se ha inspirado en la novela Fingersmith de la británica Sarah Waters trasladando la época victoriana original a la Corea de los años 30, cuando el país era una colonia del imperio japonés (1910-1945), en un momento de transición desde la tradición a la modernidad, un cambio de era que viene materializado en esa gran mansión donde vemos yuxtapuestos dos estilos arquitectónicos —el tipismo nipón y el clasicismo inglés—, permitiendo respetar el texto literario original, particularmente interesado en las diferencias de clase, los criados y los nobles, los millonarios y los sirvientes, los lujos y la crueldad.
Presentada en los festivales de Cannes y de Sitges, La doncella es una larga película de dos horas y media de duración dividida en tres partes: las dos primeras relatan los acontecimientos desde el particular punto de vista de cada una de las dos mujeres —la criada y el ama— y la tercera corresponde al desenlace, que desvela una trama llena de recovecos, ocultamientos y sorpresas pero que, sobre todo, sirve para aclarar una historia fragmentada en episodios dotados de una gran fuerza erótica, una herencia sin duda de las novelas porno escritas de forma anónima a finales del siglo XIX y comienzos del XX, muchas de ellas influenciadas por la osadía y la inmoralidad de los textos del Marqués de Sade: la mezcla del dolor y el placer, los viciosos y ricos señores locos por el sexo, el atractivo de la falsa inocencia, las muchachas dóciles sometidas a todos los abusos, la variedad de imaginativas prácticas venéreas, los rincones ocultos en la penumbra, la importancia de ciertos objetos, el coleccionismo obsesivo de libros prohibidos, etc.
Puede pensarse, no sin razón, que el relato es fruto de un rebuscamiento ciertamente artificioso pero se trata de un thriller bastante especial en el que parece lícito mezclar violencia y amor, engaño y ambición, ambigüedad y gozo… para construir una trama con múltiples capas que ocultan primero y destapan luego la verdadera identidad y las reales intenciones de los personajes. Todo ello atrapa al espectador seducido por un cine de calidad elaborado con bellos movimientos de cámara, primeros planos y vistas generales. Se ha usado un formato scope —amplias perspectivas de interiores y exteriores— en sistema digital, recurriendo a una técnica singular que permite la creación de climas especialmente inquietantes y rodeados de misterio.
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