(3) LA COMUNA, de Thomas Vinterberg.

EL INDIVIDUO Y LA COLECTIVIDAD
La nueva película de Thomas Vinterberg es resultado de la adaptación de una obra teatral del propio cineasta danés titulada Kollektivet en la que evoca, con sus luces y sus sombras, su experiencia vital de infancia y adolescencia, junto a sus padres, en una vivienda comunitaria donde estuvo entre los 7 y los 19 años. El realizador se ha olvidado aquí ya de las radicales reglas del Manifiesto Dogma, elaborado junto a Lars von Trier y otros, para volver a formas más clásicas de hacer cine.
Los acontecimientos se sitúan en 1975 —alusiones a Pol Pot y a la guerra de Vietnam—, alineándose con Alain Tanner que, en Jonás, que tendrá 25 años en el año 2000 (1976), remarcaba el compromiso existencial e ideológico de unos personajes que vivían su rebeldía en común y mostraba sus pequeñas luchas contra el sistema. Entre nosotros este tipo de experiencias fueron minoritarias y se organizaron, más que para ser fieles al espíritu hippy —“haz el amor y no la guerra”—, con la intención de compartir gastos, utilizar racionalmente los recursos energéticos y el uso de los electrodomésticos, discutir sobre estrategias “revolucionarias” contra una sociedad clasista y asumir la austeridad como norma frente al consumismo obsesivo. Pero estos intentos de oponerse al orden establecido mediante un aislamiento endogámico fracasaron: había que compartir tareas y pagos, concertar diferentes caracteres e ideas y, sobre todo, superar los frecuentes conflictos amorosos y sexuales porque —en nuestra cultura— el deseo y el cariño exigen exclusividad en el seno de la pareja por encima de bienintencionadas proclamas y eslóganes.
En la película, el matrimonio formado por un profesor de arquitectura (Erik) y una famosa presentadora de TV (Anna) ofrecen su gran mansión próxima a Copenhague, cuyo mantenimiento les cuesta sufragar, a sus amigos y amigas para establecer en ella una comuna. Pero ser gente culta, liberal, solidaria, contracultural y también algo excéntrica no garantiza el éxito de la empresa. Años después, Thomas Vintenberg ha recordado los momentos gratificantes y divertidos de aquella aventura libre de ataduras pero también las contradicciones y las divergencias que solían aflorar. En muchos momentos de la convivencia diaria la mayoría de personajes forman una especie de fondo coral, cada cual con sus manías y particularidades, pero en el film el núcleo del relato está constituido por la pareja de casados y su hija adolescente. Todos ellos terminan aprendiendo con dolor la complejidad de las relaciones humanas.
El principal problema surge cuando Erik se enamora de una joven y atractiva alumna, que entra a formar parte de la comunidad. El placer de compartir amistad, libertad, cultura y comida no basta para eliminar las pulsiones individuales. Anna no puede soportar verse relegada y perder la atención y las caricias de su marido. Su trastorno psíquico le hace perder el trabajo y decide abandonar el lugar donde ella creía encontrar la felicidad. El drama es profundo pero algunos detalles de humor impiden que se convierta en tragedia. La película aúna lucidez con fuerza expresiva: los generosos pero ingenuos ideales y las esperanzas de aquellos tiempos se desvanecieron como lágrimas en la lluvia.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.