(4) LOS EXÁMENES, de Cristian Mungiu.

LOS MEDIOS Y LOS FINES
Al rumano Cristian Mengiu (Lasi, 1968) lo considero uno de los más destacados cineastas europeos en activo tras haber visto sus excelentes películas 4 meses, 3 semanas, 2 días (2007), Historias de la edad de oro (2009) y Más allá de las colinas (2012), todas ellas cargadas de galardones internacionales. Ahora nos llega su quinto largometraje, Los exámenes, que entusiasmó en Cannes logrando el premio a la mejor dirección.
En este drama realista, una historia cargada de cotidianeidad, se plantea el dilema entre la ética personal y la corrupción, conflicto que se convierte en eje de un relato dotado de gran complejidad en el que se plantean una serie de importantes cuestiones acerca de la familia, el matrimonio, la paternidad, la enseñanza, la emigración, la Administración pública, el compromiso y la solidaridad en un medio social dominado por los favores mutuos y los sobornos. Y el film despliega para ello una variedad de situaciones y una red de relaciones humanas cuya autenticidad nos impacta porque afecta tanto a personas como a instituciones, tanto a clases sociales como a profesiones, quedando todavía muchos aspectos que sólo son apuntados mediante sugerencias.
Un médico residente en una población de Transilvania y su hija adolescente son los personajes clave de este film que nos habla de exámenes, de la educación en valores, de la coherencia entre pensamiento y acción, de la marcha al extranjero para poder prosperar… pero también del naufragio de los principios éticos sacrificados por el triunfo o simplemente por la supervivencia en una sociedad dominada por el chanchullo, las trampas y las corruptelas. ¿Se puede ser honrado como individuo en un entorno dominado por la inmoralidad generalizada? No cesan las preguntas, la invitación a la reflexión. Si uno desafía a la mayoría, ¿es un héroe o un tonto convertido en perdedor? Porque para seguir adelante es preciso hacer lo que todos hacen, aun sabiendo que se está optando por el mal camino.
Los exámenes es una profunda y rigurosa reflexión moral sobre la sociedad y el individuo, sobre la responsabilidad que todo ciudadano debe asumir en su actuación pública. Más allá de constituir un testimonio sobre la situación política de un determinado país, el film universaliza su mensaje al plantear lo terrible que es aceptar como rutina cotidiana normalizada lo que ética y jurídicamente resulta condenable. Por eso en la educación de los hijos se convierte en trágica la contradicción entre el predicar y el dar ejemplo, entre aplicar los propios ideales y el ser “realista” acomodándose a la mediocridad del entorno sin escrúpulo de conciencia alguno. Pero para destacar, enriquecerse y alcanzar ciertas metas, ¿el fin justifica los medios?
Los exámenes no es un sermón moralizante sino cine de primera clase, humanista, con una puesta en escena modélica tanto en la dirección de actores como en la planificación, tanto en el ritmo como en los diálogos. Son fragmentos de vida lo que nos muestra la penetrante y lúcida mirada de la cámara, que es la del director y también la que asume todo espectador inteligente y sensible. El relato termina con un final abierto, posiblemente para acceder a más público y esquivar el rigor de la censura.
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