(1) NO CULPES AL KARMA DE LO QUE TE PASA POR GILIPOLLAS, de María Ripoll.

HUMOR FRENTE A LOS MALOS ROLLOS
La directora María Ripoll configura en No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas un liviano entretenimiento en forma de comedia de enredo, basado en la novela homónima de Laura Norton. En esencia, el film narra el periplo existencial de una atolondrada y amargada joven en perpetua crisis laboral, familiar y sentimental que logra, no obstante, superar el tedio y la aflicción a base de tesón y buen rollo, alcanzando un happy end de manual.
Obviando el recurso al manido estereotipo femenino inspirado en la omnipresente Bridget Jones, el problema es, una vez más, el tono histriónico y vodevilesco que adquiere la narración, renunciando a la descripción “realista” de las relaciones humanas y del escenario urbano donde se ubican los personajes, vulgares estereotipos diseñados para encadenar los sucesivos gags, cayendo en la simple caricatura de tipos excéntricos y ambientes hipsters. El resultado es un simpático sainete que actualiza la fábula de El patito feo en clave comedia juvenil madrileña pero que en nada se parece a las magníficas comedias de sólidos cimientos, complejo andamiaje y sofisticados remates de la época dorada de Hollywood.
No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas sería una especie de adaptación fílmica de un tosco libro de autoayuda en el que se recomienda salir de actitudes autodestructivas para, retomando el control de uno mismo, enderezar el rumbo vital hacia la autorrealización personal. El efectivo reparto, encabezado por Verónica Echegui, Álex García, David Verdaguer y Alba Galocha, no logra enderezar un producto que se olvida fácilmente.
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