(1) MAREA NEGRA, de Peter Berg.

EL INFIERNO SOBRE EL MAR
El género de catástrofes goza de excelente salud, a tenor de la eclosión de títulos que, en los últimos lustros, han abordado contingencias de alcance regional o global que ponen en riesgo la plácida existencia del ser humano. Quizá sea el cambio reciente de milenio o el advenimiento de la Gran Depresión que sufrimos actualmente, el caso es que el público se siente atraído por este tipo de historias y Hollywood se aprovecha de tal circunstancia.
Es de agradecer, sin embargo, que lejos de la ya resabida invasión alienígena, del típico terremoto devastador o del previsible impacto mortífero de un meteorito también se recurra a sucesos reales para poner de manifiesto las flaquezas de nuestra civilización, la endeblez de nuestro control de la Tierra, la fragilidad del hombre frente a las fuerzas de la naturaleza. Marea negra, en ese sentido, era una gran oportunidad para entretener al espectador con el clásico relato de supervivencia advirtiendo de los riesgos inherentes al abuso del progreso, en este caso los perjuicios medioambientales de cierta actividad industrial como es la petroquímica. Pero desgraciadamente, no es el caso.
Efectivamente, el film de Peter Berg retrata el peor desastre natural de la historia de Estados Unidos: la explosión y posterior hundimiento de la plataforma petrolífera Deepwater Horizon en el golfo de México en abril de 2010, provocando la muerte de 11 trabajadores y el vertido de millones de litros de crudo en el mar. Lógicamente ello causó daños incalculables e irreparables en el ecosistema marino.
El problema es que el realizador se limita a reconstruir los hechos resaltando la tragedia humana y no tanto analizando los peligros y las consecuencias del negocio petrolífero, dando prioridad a la esfera sentimental del protagonista —un técnico encargado de la seguridad de las instalaciones, casado y padre de una niña— y a su heroicidad a la hora de salvar a mucha gente. La indefinición de su tonalidad, una ecléctica combinación de acción, thriller y drama, atenúa su eventual carga crítica y desaprovecha la ocasión de despotricar contra las empresas petrolíferas, su obsesión por los beneficios en detrimento de la seguridad de los empleados, su ansia depredadora por los recursos naturales y la contaminación que causa su actividad.
Eso sí, Peter Berg ofrece una narración de ritmo ágil que nunca decae y una descripción realista de las labores cotidianas en estas gigantescas estructuras. Esto hace que la película se vea al menos con cierto interés.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.