(3) VIAJE A ITALIA, de Michael Winterbottom.

TURISMO PARA CINÉFILOS
La nueva película que nos llega, con cierto retraso, del prolífico y polifacético Michael Winterbottom es, en cierto modo, una continuación de The trip (2010), en donde los cómicos actores británicos Steve Coogan y Rob Brydon visitaban el norte de Inglaterra con la misión de elaborar unas cuantas críticas gastronómicas. Todo empezó como proyecto de una miniserie de seis capítulos de la BBC, que luego fue convertida en film de distribución comercial acortando su original metraje televisivo.
Ahora el diario The Obsever encarga a los dos actores hacer un reportaje gastronómico en Italia y el film adopta la forma de la típica road movie con ellos recorriendo el país de norte a sur —desde Génova a Nápoles— atravesando regiones y ciudades como Liguria, Toscana, Roma, Amalfi y Capri, con especial atención a sus maravillosos paisajes, sus prestigiosos restaurantes de exquisitos platos y sus encantadores hotelitos, todo ello animado por la incesante charla de la pareja protagonista —de un ingenio, amenidad y nivel intelectual realmente destacados— en la que las constantes bromas —imitación de actores famosos, parodias, sátiras— se entremezclan con momentos de sus vidas privadas —las visitas de sus hijos, los ocasionales ligues—, reflexiones sobre diversos aspectos de la vida —el amor, el trabajo, los continuos viajes, etc.—, la buena comida, la Historia, las abundantes citas y referencias literarias a los poetas románticos exiliados —Lord Byron y P. B. Shelley— y con una especial atención al cine visitando o indicando la ubicación de los rodajes de Un trabajo en Italia (Peter Collinson, 1969), El Padrino (F. Ford Coppola, 1972), Vacaciones en Roma (William Wyler, 1953), Le Mépris (J. L. Godard, 1963), La dolce vita (F. Fellini, 1960), La burla del diablo (John Huston, 1953) y Viva Italia (R. Rossellini, 1961).
Al principio, la incesante e imaginativa cháchara de los protagonistas nos pone en alerta sobre el artificio que domina el relato pero pronto quedamos seducidos por el ingenio de las frases y las réplicas, su tono tan divertido y la amplitud y justeza de criterio sobre los temas culturales abordados. Por eso este Viaje a Italia nos atrapa con su espíritu hedonista además de su aire siempre alegre y vitalista con el constante despliegue de conocimientos y de agudas observaciones.
Acaba de redondear el atractivo del film su banda sonora, con fragmentos de canciones de Alanis Morisette y de Leonard Cohen además del impresionante lied Al atardecer de Richard Strauss. Una delicia cinéfila para paladares exigentes y cultivados.
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