(3) DESPUÉS DE NOSOTROS, de Joachim Lafosse.

CRISIS DE UNA PAREJA
Del belga Joachim Lafosse (Bruselas, 1975) tenía ya formada una buena opinión tras haber visto las interesantes Propiedad privada (2006), Perder la razón (2012) y Los caballeros blancos (2014), así como el justo homenaje que se le tributó en el festival Cinema Jove de Valencia. Su último film tiene originalmente otros títulos como La economía de la pareja y Después del amor ya que narra los difíciles y tensos meses anteriores a un divorcio tras 15 años de convivencia de hecho y dos niñas gemelas tenidas en común.
El relato no solamente es rico, complejo y detallado sino también triste y doloroso porque toda separación de pareja supone un fracaso humano, en primer lugar porque los sentimientos amorosos se evaporan dejando en su lugar resquemores o incluso repulsión; en segundo, porque quiebra la estabilidad familiar, se avoca a la soledad, naufragan los proyectos de felicidad, desaparece el ámbito donde se educa a los hijos y, con frecuencia, surgen enconadas discusiones de carácter económico referidos a la vivienda, la pensión, el mobiliario, la hipoteca, los gastos domésticos, etc.
El guión lo escribió lenta y aplicadamente el director, quien aportó algunos datos autobiográficos, junto a Mazarine Pingeot, Thomas van Zuylen y Fanny Burdino; permitiendo que los propios actores pudieran sugerir cambios durante el rodaje. La película se exhibió en los festivales de Cannes y de San Sebastián, donde fueron reconocidos sus méritos. Transcurre casi por completo en el interior del hogar familiar, que suele ser el resultado del proceso de ilusionada creación conjunta de un espacio a compartir en un tiempo de afectos ya destruidos.
Abundan en Después de nosotros los detalles que enriquecen el conflicto y que evitan el maniqueísmo de seres buenos y malos de una pieza: no hay culpables ni inocentes. Marie y Boris pertenecen a clases sociales distintas, en el proceso de separación él no tiene donde vivir porque los alquileres son carísimos y la convivencia forzosa suele convertirse en un infierno doméstico. Hay una sucesión de discusiones, reproches, silencios acusadores, miradas airadas, rencores, breves reconcilicaciones, atenciones a las niñas… hasta la ruptura definitiva, de común acuerdo, ante notario.
Después de nosotros es una especie de crónica naturalista de la cotidianidad elaborada mediante planos de larga duración tomados a cierta distancia de los personajes, sin recurrir a la síntesis expresiva alguna en las tomas ni a elipsis que permitan acortar las secuencias. El tiempo transcurre lentamente y genera un malestar que se contagia al espectador. Esta imitación de lo natural es también una característica del cine moderno, dotado de un mayor realismo frente al melodrama clásico, cuyo recurso a la estilización expresiva y a la afectación interpretativa lo hacen más sensiblero y, por ello, más asimilable por el gran público.
Joachim Lafosse, con la frialdad de su discurso, busca un cierto distanciamiento y una objetividad que permitan la mayor libertad a la hora de observar, reflexionar y profundizar en lo que se contempla en la pantalla. Los recursos lingüísticos del realizador pueden equipararse a una lente de aumento y a un bisturí que le facilitan ver con precisión los sutiles mecanismos sentimentales, el paso del amor al rechazo, así como diseccionar situaciones en las que el tiempo se estanca y se hace pesado como una losa.
En palabras de Lafosse, “antiguamente las parejas permanecían por razones morales; hoy en día por razones económicas“. Antes el amor podía transformarse en simple amistad pero ahora para seguir conviviendo resulta indispensable que haya deseo sexual. Alguna canción que escuchan y bailan los personajes y, como fondo, una pieza para teclado de J. S. Bach constituyen el escaso y funcional bagaje musical que aporta la banda sonora.
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