(4) SPARROWS (Gorriones), de Rúnar Rúnarsson.

EL FINAL DE LA INOCENCIA
Este segundo largometraje de Rúnar Rúnarsson fue galardonado con la Concha de Oro en el festival de San Sebastián y es una producción danesa ambientada en Islandia, donde se rodó durante un mes de verano en 2014. El guionista y director ha volcado en este film toda su pericia después de haber sido autor de un centenar de cortometrajes acaparadores de premios.
Sparrows es fruto de una perfecta realización, con la sensible utilización de los actores, la precisión descriptiva de los encuadres, el ritmo totalmente ajustado a lo que se pretende expresar, la variedad y profundidad de los personajes, la belleza de los paisajes con la luz crepuscular de unos días sin noches… todo ello mostrado con una cadencia pausada que privilegia los silencios y las miradas.
El protagonista es Ari, un adolescente de 16 años que se ve inmerso en un drama familiar, con la separación de sus padres, sus carencias afectivas, las decepciones y alegrías, el traslado a una nueva residencia, los parajes volcánicos bellos pero despoblados y fríos, la decadencia económica de la región —la crisis de la pesca—, los amigos y los primeros amores, la muerte de los ancianos, etc. con especial atención a las difíciles relaciones paterno-filiales.
Sparrows es una crónica existencial tan humana como emotiva en la que el realizador ha vertido todas sus experiencias personales, retocadas y completadas con elementos de ficción. De ahí la autenticidad de este fragmento de vida cotidiana de la gente corriente, la sutil captación del paso del tiempo y de los cambios que se van produciendo dentro de la rutina y de la más absoluta normalidad así como la cálida mirada hacia el incómodo y a veces doloroso trayecto que va desde la inocencia a la madurez, cuando convertirse en adulto no es otra cosa que pasar de la ingenuidad al conocimiento de la áspera y compleja realidad.
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