(3) EXPERIMENTER: LA HISTORIA DE STANLEY MILGRAM, de Michael Almereyda.

EL HOMBRE DOMESTICADO
Pocos podían esperar de un cineasta con una trayectoria profesional tan discreta como la de Michael Almereyda —responsable de Twister (1989) o Hamlet (2000)— un film de tan alto interés como el que tiene Experimenter, que no es un relato biográfico al uso sobre el Dr. Stanley Milgram, un destacado psicólogo de la Universidad de Yale, sino una original y atractiva recreación de una serie de experimentos que hizo en el terreno de la psicología social, ciencia que estudia la relación entre la persona y su entorno humano, centrando especialmente su atención en los límites de resistencia del individuo a los dictados de la autoridad, una capacidad que descubrió ser mayoritariamente inexistente o muy débil incluso cuando las órdenes recibidas eran notoriamente injustas o producían daños a terceros.
Peter Sarsgaard y Wynona Ryder encarnan al protagonista y a su esposa-colaboradora. El contexto histórico de los trabajos del psicólogo, en 1961, fue la detención, procesamiento y posterior ejecución del jerarca nazi Adolf Eichmann, uno de los principales responsables del Holocausto que, en el juicio, se defendió alegando su cumplimiento del deber al acatar las instrucciones de sus superiores.
Milgram descubrió la tendencia —¿natural o aprendida?— que tenemos los ciudadanos a someternos de forma pasiva, nada crítica, a la autoridad de los que detentan el poder, incluso si somos conscientes de la injusticia o la sinrazón de las normas emitidas, ya sea por temor, por comodidad o por el deseo de integrarnos en la colectividad y ser aceptados por los demás como personas “normales”. Hannah Arendt definió este mecanismo psíquico como “la banalidad del mal”. Los propios criterios y valores son anulados, pues, por el prestigio y la legitimidad otorgada al poder cuando surge la contradicción entre la conciencia individual y la supuesta superioridad moral de la autoridad. En ese momento lo que nos conviene es pasar desapercibidos, fundirnos en la masa, convertirnos en individuos corrientes, grises, del montón.
Los experimentos realizados por Milgram con voluntarios fueron también muy criticados en su momento porque, decían, había recurrido a engaños, ocultamientos y manipulaciones con las personas sometidas a las pruebas, denunciando la falta de ética e incluso de rigor científico en la práctica de las mismas.
Experimenter no es, pues, un documental realista sino que posee elementos propios del relato experimental no naturalista: los hechos que acontecieron han sido pasados por el tamiz creativo del realizador, que se permite la osadía narrativa de que el protagonista, desde la pantalla, hable directamente a los espectadores —efecto distanciamiento—, que aparezca un elefante en medio de la gente en un pasillo —efecto extrañamiento— o que Milgram reflexione sobre lo acontecido después de su propia muerte —ruptura de la lógica del tiempo real para reforzar la validez intemporal de su discurso—. Una película muy recomendable.
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