(1) CAZAFANTASMAS, de Paul Feig.

DÉJÀ VU ESPECTRAL
Que el cine actual revise frecuentemente títulos emblemáticos de los años 80, remake mediante, puede ser interpretado de diversas maneras: reconocimiento a una época de Hollywood en la que se producían películas que aunaban entretenimiento y talento; moda impuesta por la industria apelando a la nostalgia de un público que dejó atrás sus andanzas juveniles; crisis de ideas en una industria que recurre a su ilustre pasado para no perder espectadores, etc. En todo caso, esta tendencia no habla bien de un negocio que debería aportar ideas originales y renovar contenidos para no perder audiencia. Conviene tener en cuenta que los jóvenes youtubers consumen cada vez más videojuegos, se aficionan a series de TV que se descargan de Internet o dedican su tiempo a gestionar Twitter, Facebook y demás aplicaciones, en detrimento del ocio tradicional.
Pues bien, ahora le toca el turno a Los cazafantasmas (1984), la conocida cinta de Ivan Reitman. Un film que fusionó con agudeza comedia y terror en un relato desenfadado de casas encantadas, posesiones fantasmales y advenimientos demoníacos, todo ello enmarcado en la ciudad de Nueva York. Sin duda, el carisma de sus protagonistas —Bill Murray, Dan Aykroyd, Sigourney Weaver, Harold Ramis, Ernie Hudson, Rick Moranis, Annie Potts— y el gracejo de sus efectos especiales la convirtieron en un ineludible icono generacional de los que ahora nos aproximamos a los cuarenta.
Cazafantasmas no esconde su condición de reboot y por ello reproduce tipologías, conflictos y estructuras narrativas de su referente, exhibiendo sin pudor una retahíla de elementos identitarios de la saga: los uniformes cutres, la tecnología futurista de ataque y captura de los fantasmas, el espectro verdoso y glotón, el emblema del equipo, los mocos y la omnipresente melodía de la célebre canción de Ray Parker Jr.
Lo que sí ha cambiado, hecho que ha provocado una agria polémica de corte machista en las redes sociales, es el género del cuarteto protagonista. Paul Feig y Katie Dippold han adaptado la historia al siglo XXI dándoles todo el protagonismo a cuatro mujeres, interpretadas por Melissa McCarthy, Kristen Wiig, Leslie Jones y Kate McKinnon. Parte del reparto original —¡Santo cielo, qué mayores están!— aparece en breves cameos encarnando personajes de distinta relevancia.
El balance de Cazafantasmas es irregular porque persiste a lo largo del metraje una agria sensación de déjà vu a pesar de disfrutar de cuatro grandes cómicas estadounidenses cuyas réplicas se me antojan lo mejor del relato. El mayor problema es que la película carece de un argumento mínimamente consistente, basándose en el guiño cinéfilo y en la sucesión de gags no siempre afortunados. La escasa trascendencia del villano, la escuálida trama terrorífica y las payasadas de un insólito Chris Hemsworth acaban erosionando la solidez de la historia, que se desinfla en su propia mediocridad.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.