(1) INDEPENDENCE DAY: CONTRAATAQUE, de Roland Emmerich.

APARATOSA SECUELA
En Independence Day (1996), la Tierra —léase el ejército USA, con su comandante en jefe a la cabeza— logra repeler un devastador ataque extraterrestre gracias, como no podía ser de otra manera, a la iniciativa y el heroísmo estadounidense. Parecía una historia finiquitada, pero para Hollywood nada acaba hasta que deja de ser rentable. Y menos cuando asume el mando Roland Emmerich, paladín del cine industrial más grandilocuente y liviano. Exitazo de taquilla garantizado.
Así, 20 años después, el cineasta alemán retoma aquella “magna” epopeya para narrar un previsible segundo asalto. Los malvados alienígenas regresan a bordo de una nave mucho más grande y destructiva que la primera. Nuevamente estamos a punto de extinguirnos como especie… pero tranquilidad, que no cunda el pánico. Ya no nos pillan desprevenidos, pues la Humanidad se ha apropiado de su tecnología y se ha preparado para su regreso. Y ahí están los héroes de antaño y algunos novatos más, hijos/as de aquellos, que se enfrentarán al enemigo y darán con la solución para evitar el fin del mundo.
Independence Day: Contraataque es una secuela de similar estructura narrativa y parecida rúbrica visual que su predecesora, que aplica concienzudamente los ingredientes de la fórmula blockbuster actual: versión “actualizada” de una historia ya conocida, prodigalidad de efectismo digital, sucesión de clímax para mantener —y alargar— la atención del espectador a lo largo del metraje, reaparición del reparto original con la incorporación de nuevos rostros para regocijo de la chavalería y la manía de dejar abierta la posibilidad de una futura entrega, en este caso un tercer acto en el que el ejército USA responde a esta ofensiva llevando el conflicto a casa de los pérfidos marcianos. Que me perdonen los habitantes de Marte.
En ningún momento me despojé de esa desagradable sensación de asistir a una mera repetición, más espectacular eso sí, de la cinta original. El reinicio de la franquicia se me antoja una operación comercial de una industria carente de ideas originales. La siguiente será, posiblemente, un pastiche entre soap opera galáctiva y western, o un remedo de Star Wars. Tiempo al tiempo.
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