(1) ZORAN, MI SOBRINO TONTO, de Matteo Oleatto.

INGENUA Y BIENINTENCIONADA COMEDIA RURAL
El italiano Matteo Oleatto (Gorizia, 1977) debuta en el largometraje con esta blanda y almibarada comedia costumbrista abarrotada de elementos melodramáticos y dominada por los buenos sentimientos, de una ingenuidad cordial pero algo tontorrona. El cineasta se diplomó como director en el C. S. C. de Roma, ha sido actor y autor de cortometrajes, ha trabajado en TV y publicidad y es propietario de viñedos y de una bodega además de haber desempeñado una docena más de oficios.
Zoran, mi sobrino tonto, según confesión propia, es fruto de la nostalgia sentida tras pasar largos años en la capital italiana y añorar el cálido ambiente humano de su pequeño pueblo natal —situado en la región de Friuli, al nordeste del país—, donde todo el mundo se conoce, siendo la taberna el principal entorno social donde se intercambian noticias, rumores y afectos. O sea, la ya conocida alabanza de la aldea.
El protagonista es un cuarentón orondo, solitario y bebedor —encarnado por el actor Giuseppe Battiston—, que debe hacerse cargo provisionalmente de un sobrino huérfano procedente de la vecina Eslovenia y que presenta cierta minusvalía en sus facultades mentales. El film se soporta con dificultad por culpa de un tosco y previsible guión, lleno de situaciones convencionales, con unas historias de amor inverosímiles y un humor demasiado simplón.
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