(1) WARCRAFT: EL ORIGEN, de Duncan Jones.

HUMANOS, ORCOS Y OTRAS BESTIAS
Durante mi época universitaria me pasé más horas de las debidas ante la pantalla del ordenador jugando a todas y cada una de las entregas de Warcraft, la popular serie de videojuegos de Blizzard Entertainment perteneciente al género de estrategia que narra el épico combate entre diversas razas en un mundo fantástico inspirado en El Señor de los Anillos y Dungeons & Dragons. Esta circunstancia explica mi expectación ante el estreno del presente film de Duncan Jones, responsable de la destacable Moon (2009) y de la discreta Código Fuente (2011), títulos con los que se ha labrado un nombre dentro del género de la ciencia-ficción.
El hijo del recientemente fallecido David Bowie cambia de registro introduciéndose en la llamada fantasía heroica y efectuando un salto mayestático a la superproducción hollywoodiense. Y se nota especialmente en la factura técnica del film, propia de una filigrana animada: Warcraft: El origen logra dotar de vida a una nutrida horda de orcos y otras criaturas mitológicas creadas digitalmente, que se mueven de forma creíble por los escenarios e interactúan con los personajes reales con absoluta verosimilitud. Un alarde visual que, sin embargo, no está acompañado de profundidad psicológica, de complejidad argumental o simplemente de buenos diálogos. Era de esperar.
De hecho, en esta traslación fílmica no debería buscarse más que el simple divertimento. Los conocedores del universo Warcraft apreciarán abundantes guiños en forma de fugaces apariciones de criaturas como los murlocks o los naga, quienes en futuras entregas —si se institucionaliza la saga— adquirirán mayor protagonismo. Pero seguramente encolerizará a los más integristas del videojuego, ya que mezcla sin orden ni concierto elementos narrativos de distintas versiones: de Warcraft: Orcs & Humans (1994) y Warcraft II: Tides of Darkness (1996) respeta la trama principal y el enfrentamiento entre las dos razas predominantes, pero también añade personajes (héroes) y estructuras propias de Warcraft III: Reign of Chaos (2002). Si la taquilla responde como se espera será previsible una secuela en la que ya aparecerán otras razas como los Muertos Vivientes o los mencionados Naga.
No obstante, debe reconocerse su condición de entretenido relato de aventuras y magia ambientado en una Edad Media alternativa. En plena vorágine de adaptaciones de conocidos personajes del cómic y de los videojuegos a la gran pantalla, no será extraña la sucesión de episodios de una potencial franquicia que sin duda satisfará a los amantes de la citada fantasía heroica.
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