(1) NINJA TURTLES: FUERA DE LAS SOMBRAS, de Dave Green.

PARODIA SUPERHEROICA TOMADA EN SERIO
Conviene recordar la época y el espíritu original del cómic de Kevin Eastman y Peter Laird Teenage Mutant Ninja Turtles, publicado en 1984. El origen gráfico de las aventuras protagonizadas por cuatro tortugas mutantes ninja —de nombres tan artísticos como rimbombantes— arraiga en plena deriva oscura de los célebres superhéroes de Marvel y DC, en un declarado homenaje al trabajo de Frank Miller. Su intencionalidad era realizar una parodia de género que se burlara de la proliferación de tanto justiciero nocturno atormentado y sus pérfidos antagonistas, igual de estrafalarios y desquiciados como los primeros. Lo que nadie podía imaginarse entonces era el inesperado éxito que potenciaría una lucrativa franquicia —cómics, películas, series de TV, merchandising— que llega hasta nuestros días.
La actual saga, un reboot en toda regla, se inició con Ninja Turtles (Las Tortugas Ninja) (2014) de Jonathan Liebesman. Asumiendo la función de productor, el visionario Michael Bay, adalid del cine-espectáculo hollywoodiense, percibió la oportunidad de negocio rescatando del olvido a estos curiosos personajes y la verdad es que no le ha salido mal la jugada. Aprovechando el indiscutible nivel técnico actual, el regreso de Leonardo, Raphael, Michelangelo y Donatello a la gran pantalla fue un efectista y grandilocuente blockbuster atiborrado de acción, humor y aventuras que atrajo tanto a los aficionados veteranos como al público neófito más joven.
Ninja Turtles: Fuera de las sombras, la segunda entrega de lo que puede llegar a ser una interminable serie fílmica, no aporta nada nuevo limitándose a repetir los ingredientes de la “fórmula Bay”: épicas historias protagonizadas por personajes marginales pero dotados de gran talento y habilidades que salvan el mundo de su destrucción, sobredosis de escenas cargadas de adrenalina, mucho humor verbal y visual, e inevitablemente una chica guapa de protagonista. En ese sentido, la trascendencia del personaje de Megan Fox en la trama es casi nula, tratándose en realidad de un mero reclamo comercial para encandilar a adolescentes pajilleros. Eso sí, el film integra otros viejos personajes del formato en papel: el supervillano es Krang y aparecen además Bebop y Rocksteady, conocidos mutantes mitad humanos / mitad jabalí y rinoceronte respectivamente, bajo las órdenes de Shredder.
Reconozco que la traslación actual ha sabido captar el espíritu liviano y rebelde del tebeo pero esta secuela supone un salto cuantitativo: ya no es una simple ocurrencia friki para entretener a esta dispersa y esquiva tribu urbana, sino una superproducción envuelta en celofán para grandísimas audiencias. Estos héroes con caparazón y antifaz se han hecho adultos y sus historietas han sido tomadas en serio. El conjunto pierde frescura y originalidad pero adquiere volumen y trazos de manufactura industrial, acorde a la moda según parámetros estandarizados.
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