(3) MAYO DE 1940, de Christian Carion.

HUYENDO DEL EJÉRCITO NAZI
De Christian Carion hemos podido ver la totalidad de su obra fílmica. Tras La chica de París (2001), Feliz Navidad (2005) y El caso Farewell (2009) nos llega Mayo de 1940, otra de sus crónicas socio-históricas —basadas muchas de ellas en recuerdos de su familia— que evidencian su predilección por los dramas humanitarios enmarcados en contextos generales y narrados siempre con un sencillo lenguaje naturalista al alcance de todos los públicos. En esta ocasión ha dedicado la película a su propia madre de 90 años, que siendo una adolescente tuvo que unirse al éxodo del pueblo francés que trataba de escapar de la rápida y victoriosa invasión de su país por el ejército alemán en mayo de 1940.
Ocho millones de ciudadanos trataron de huir de los horrores de una guerra que, como se indica en el film, hacía recordar aún a muchos los sufrimientos de la contienda de 1914-1918. La fulminante derrota y la inmediata capitulación del mariscal Petain fueron consecuencia del fracaso de las fuerzas armadas galas y causa del absoluto colapso de la Administración, con lo que sólo resultaron visibles los esfuerzos y sacrificios de la población para sobrevivir a la hecatombe. Y sobre estos acontecimientos que han sido casi un tabú para el cine francés, por ser considerados una vergüenza nacional, ha incidido ahora Christian Carion, de modo similar —aunque en clave más sentimental— a cómo Louis Malle abordó el tema del colaboracionismo en Lacombe Lucien (1974).
El guionista y director de la película se ha documentado minuciosamente —mediante testimonios familiares y los de muchos que contestaron a una encuesta realizada por TV— sobre la situación caótica de la nación francesa en 1940, pero ha contado especialmente con la presencia en el relato de dos protagonistas individuales que son casi los únicos que realmente luchan contra los nazis: un comunista germano refugiado en el norte de Francia con su hijo pequeño y un soldado escocés que queda aislado tras la apresurada retirada de los aliados para embarcarse en Dunkerque hacia la Gran Bretaña. La Resistencia francesa contra la ocupación, al parecer, todavía no se había organizado.
Un digno producto comercial dirigido pues a amplias audiencias, producido por Pathé con abundancia de medios —éxodo con automóviles, carretas y caballos; invasión con tanques y aviones, etc.— y que cuenta con la sabiduría musical de Ennio Morricone —además de unas canciones de Franz Schubert y de Charles Trenet— en la banda sonora.
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