(3) EL HOMBRE PERFECTO, de Yann Gozlan.

EL IMPOSTOR
El guionista y realizador de esta producción francesa ha reconocido que el parecido de su película con ciertas obras literarias de Patricia Highsmith y fílmicas de Claude Chabrol no es mera coincidencia sino el fruto de una decisión consciente en cuanto a estilo y contenido. Aquí tenemos a Matthieu, el protagonista, un joven de rasgos completamente normales y corrientes pero capaz de mentir y de matar con total frialdad. También podemos advertir en Yann Gozlan una mirada nada cómplice, distanciada, sobre la alta burguesía mostrada con los hábitos, valores y en ambientes propios de una clase privilegiada.
Pero lo fundamental de este vigoroso thriller es la solidez de un suspense que atrapa inmediatamente al espectador, el cual comparte la angustia del joven empleado de mudanzas y frustrado escritor pero, sobre todo, el miedo a ser desenmascarado. Nos identificamos pues con un canalla que es, al mismo tiempo, un pobre hombre atrapado, superado por las circunstancias. El relato funciona como un perfecto mecanismo de relojería, aunque las piezas del engranaje estén encajadas de un modo algo forzado y tramposo, poniendo en peligro la verosimilitud de una peripecia moral tan intensa como sombría que, pese a todo, acabará paradójicamente con el éxito profesional y con el naufragio familiar.
Una vez más surge el tema de la usurpación de la identidad con todos sus riesgos y consecuencias cuando Matthieu encuentra casualmente el manuscrito de unas memorias de guerra de Argelia que un antiguo soldado ahora fallecido en soledad ha dejado entre sus pertenencias. Publicadas con el nombre del audaz impostor, causan sensación como libro dotado de una increíble autenticidad.
Todo vale para alcanzar fama y fortuna, aunque el elevado nivel social usurpado está continuamente amenazado por el chantaje y por la sequía creativa del supuesto novelista, ya casado con la guapa y rica heredera. A la corrección y eficacia narrativas del film, hay que añadir la magnífica interpretación de Pierre Niney —al que ya vimos en Yves Saint Laurent (2014) de Jalil Lespert— un actor de la Comédie-Française premiado con el César del cine francés.
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