(2) MÁS ALLÁ DE LAS MONTAÑAS, de Jia Zhang-ke.

EL ALTO PRECIO DEL DESARROLLO ECONÓMICO
Del realizador chino Jia Zhang-ke (1970) me parecieron excelentes las tres películas que hemos tenido ocasión de ver: Naturaleza muerta (2006), Ciudad 24 (2008) y Un toque de violencia (2013). En ellas se puede apreciar la preocupación que el joven cineasta siente por los cambios —no siempre a mejor— y las contradicciones palpables en la China moderna, con la pérdida de identidad colectiva e individual que el progreso económico está provocando en la gran nación asiática.
En esta ocasión, Jia Zhang-ke dirige su mirada a la privatización de empresas y al cierre de las no rentables; al surgimiento de una élite de privilegiados hombres de negocios mientras la mayor parte de la población vive con extrema “austeridad” —carencia de una sanidad pública gratuita—; la consagración del mercado, el ansia de dinero y la corrupción; la crisis de los ancestrales valores morales y familiares… todo ello sin abordar directa y claramente, seguramente por razones de censura, la situación política en el Estado —una dictadura de partido único que no respeta los derechos humanos—, que es sustituida por el concepto de los “cambios producidos por el paso del tiempo”. El relato está dominado por un notorio pesimismo que ve el porvenir ligado a la emigración a otros países a costa del desarraigo y la despersonalización, de la pérdida del idioma propio y de la asunción de nuevas costumbres foráneas.
Mi decepción ante el film, no obstante, ha sido enorme pese a los elogios de gran parte de la crítica y del público del festival de San Sebastián. A mi entender, nos encontramos ante un melodrama moralizante dividido en tres periodos temporales —años 2000, 2014 y 2025— que se atreve a hacer “futurología” en su denuncia de los erróneos caminos por los que transita la China actual. Para ello, en cuanto a lenguaje, se han utilizado distintos formatos para cada bloque narrativo, ampliando cada vez más el foco de la cámara y el correspondiente tamaño de la imagen proyectada, a modo de metáfora sobre la progresiva “apertura” del sistema chino.
Lamentablemente, el estilo de Más allá de las montañas pretende ser clásico y se queda en “antiguo”, por lo que se me hicieron interminables sus 131 minutos de duración ya que, además, la dirección ignora para qué sirven las elipsis narrativas, las sugerencias alusivas y los tiempos dramáticamente muertos, características formales del cine contemporáneo más avanzado. Prevalece aquí la lentitud del ritmo, la reiteración expresiva y la sucesión de situaciones totalmente previsibles.
Son destacables, sin embargo, la buena labor interpretativa —pese a la estructura de estirado film-río, demasiado dilatada en el tiempo— de la actriz protagonista Zhao Tao, esposa del realizador, y la carga emotiva de la música, presente tanto en la canción tecno-pop Go West (Pet Shop Boys), empleada para mostrar la incipiente modernización del país en torno a una juventud con discotecas, coches y artilugios electrónicos a su disposición, como en la tradicional melodía cantonesa para evocar nostálgicamente unas virtudes humanas en trance de desaparición.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.