(2) FREEHELD, UN AMOR INCONDICIONAL, de Peter Sollett.

BATALLA JUDICIAL POR LA IGUALDAD
Uno se pregunta, bien entrado el siglo XXI, cómo es posible que hasta hace cuatro días en Estados Unidos —la cuna de la democracia moderna en Occidente, adalid de la libertad individual, superpotencia económica que encarna el progreso y la prosperidad— hubieran ciudadanos de segunda categoría, sin los mismos derechos civiles que la mayoría, por el simple hecho de amar y sentirse atraídos por personas de su mismo sexo. Ni qué decir en el resto del mundo, donde todavía hoy hay países cuyas legislaciones castigan la homosexualidad con penas de cárcel e incluso con la muerte. Parece ser que Europa ejerce de avanzadilla en el reconocimiento de la igualdad de derechos y libertades para el colectivo gay. España, en ese sentido, representa la vanguardia. Pero no nos felicitemos todavía porque la Historia es pendular y existe el peligro real de involución política: el ascenso gradual de la ultraderecha en los parlamentos europeos ante la prolongada recesión económica que sufrimos, el auge del terrorismo islamista y la crisis de refugiados provocada por la guerra en Siria puede invertir la tendencia.
Es por este motivo que películas como Freeheld, un amor incondicional son siempre bienvenidas. Un cine de denuncia que pone en evidencia las injusticias sociales surgidas ante el inmovilismo (ultra)conservador de una parte de la sociedad —el establishment, fundamentalmente— que se resiste a aceptar la evolución de las costumbres y la relajación de la moral en un contexto democrático. La legítima reivindicación de igualdad jurídica y amparo legal de minorías antiguamente marginadas, cuando no perseguidas, no es sino un proceso lógico y natural para alcanzar un auténtico Estado de Derecho, sin parches ni excepciones. Es absolutamente incompatible la discriminación por motivos de raza, sexo, orientación sexual, filiación, clase social, ideas políticas y creencias religiosas en una democracia.
El presente film de Peter Sollett, director de Nick y Norah, una noche de música y amor (2008), está basado en un cortometraje de Cynthia Wade galardonado con un Oscar y con el Premio Especial del Jurado en Sundance titulado Freeheld (2008), centrado en la batalla judicial que mantuvo la teniente de policía de New Jersey Laurel Hester con los gobernantes/legisladores del condado de Ocean para lograr, tras serle diagnosticado un cáncer terminal, que su compañera sentimental cobrara la pensión de viudedad que jamás se hubiera discutido de haberse tratado de una pareja heterosexual. La movilización del citado colectivo y la difusión mediática alcanzada fueron elementos clave para la resolución del conflicto, que con el tiempo trajo consigo la aprobación de una ley de matrimonio homosexual en un estado tradicionalmente escorado a la derecha.
No obstante, pese a contar con un sólido elenco de actores —encabezado por unas magníficas Julianne Moore y Ellen Page, esta última lesbiana activista; me encanta el actor Michael Shannon, un secundario de lujo— y enarbolar el mejor cine de corte progresista retratando uno de esos casos judiciales determinantes que marcan un antes y un después en la conquista de derechos y libertades, Freeheld, un amor incondicional es incapaz de desprenderse del acento telefílmico afectado de sus habituales deficiencias: inclinación por la hagiografía al abordar la vida y obra de las protagonistas, énfasis épica de la cotidianidad, apelación constante al sentimentalismo, gesta heroica y victoria histórica en el último minuto.
Aún así, este relato puede verse con emoción contenida y sincero agrado, retratando la odisea de dos mujeres que se enfrentaron al sistema revelando su imparcialidad y sus contradicciones, pero también una hermosa relación afectiva mostrada con total naturalidad y un drama humano verídico que, independientemente de la orientación sexual de sus personajes, trasciende lo concreto para convertirse en una historia universal de amor y pérdida prematura de un ser querido.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.