(2) EL CASO FRITZ BAUER, de Lars Kraume.

RECUPERAR LA MEMORIA HISTÓRICA
Dos años después de estrenarse aquí Hannah Arendt (Margarethe von Trotta, 2012) —film que mostraba el juicio en Tel-Aviv y posterior condena a muerte de Adolf Eichmann, teniente coronel de las SS, instalado clandestinamente en Argentina y secuestrado por el Mossad israelí— nos llega una adaptación de parte del libro de Olivier Guez, también guionista del film, sobre Fritz Bauer, fiscal general de Hesse, que fue el verdadero responsable, con su tenacidad, de localizar el paradero del fugitivo.
El protagonista —judío, socialdemócrata y gay— se arriesgó a ser acusado de traición al dejar la misión en manos de un servicio secreto extranjero porque las autoridades de la RFA, la parte occidental de Alemania comandada por el conservador canciller democristiano Konrad Adenauer, sólo ponían obstáculos a la hora de capturar y juzgar al criminal nazi responsable de la masiva deportación de hebreos a los campos de exterminio. Parte de la sociedad germana capitalista —funcionarios, políticos y hombres de negocio— estaba en 1957 repleta de antiguos jerarcas y simpatizantes de Hitler temerosos de las declaraciones del huido y preferían que se olvidaran los horrores del Holocausto. Además, era la época de la Guerra Fría contra los comunistas del Este europeo y los Estados Unidos habían acogido ya a muchos expertos científicos del III Reich.
El fiscal Bauer —encarnado por el actor Burghart Klaussner, importante personaje en La cinta blanca (2009) de Michael Haneke— se enfrentó al dilema ético y jurídico de actuar contra la ley —aunque la Administración alemana rechazó luego pedir la repatriación de A. Eichmann— con tal de alcanzar la justicia. A Fritz Bauer (1903-1968) no le movía sin embargo la venganza, pese a haber sido perseguido y encarcelado, sino que quería educar al pueblo alemán en la democracia, recuperando la memoria histórica —denunciando la “solución final”— para normalizar y redimir moralmente a su país.
Entre 1963 y 1965 organizó también en Frankfurt el gran juicio de Auschwitz, que castigó, con penas suaves ciertamente, a los responsables de ese campo de exterminio, acontecimiento que fue objeto de exposición y reflexión por el dramaturgo Peter Weiss en su obra teatral La indagación.
La película constituye un interesante testimonio político además de una grata sorpresa ya que habíamos podido ver tiempo atrás una mediocre comedia de Lars Kraume titulada Todo por el éxito (2001), aunque sus puntos débiles me parecen evidentes: hay un exceso de esquematismo en la caricaturesca caracterización de los “malos” —tics, miradas torvas, rostros siniestros— y el defectuoso doblaje también contribuye a empeorar el resultado, siendo discutible la alusión a la homosexualidad de algunos importantes personajes —castigada entonces en la RFA con una ley nacionalsocialista aún vigente—, utilizada como instrumento de chantaje.
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