(3) CEGADOS POR EL SOL, de Luca Guadagnino.

VACACIONES EN ITALIA
Del guionista, productor y director Luca Guadagnino (Palermo, 1971) sólo nos habían llegado Melissa P. (2005) y Yo soy el amor (2009), pero la trayectoria de este buen conocedor del cine, especialmente del italiano, incluye también numerosos cortometrajes, documentales y la dirección de la ópera Falstaff de Giuseppe Verdi. Cegados por el sol (2015) es una sólida e interesante película protagonizada por dos parejas —Ralph Fiennes y Tilda Swinton, Matthias Schoenaerts y Dakota Johnson, todos magníficos— que pasan unas vacaciones de verano en una casa de campo de la pequeña isla volcánica italiana de Pantelleria, muy próxima a Túnez.
Se trata de una nueva versión, muy libre, de La piscina (Jacques Deray, 1969) que, con guión de J. C. Carrière basado en la novela de Alain Page, estaba interpretada por Alain Delon, Romy Schneider, Maurice Ronet y Jane Birkin, aunque la singularidad de la ahora estrenada reside en la presunta modernidad de los personajes —una estrella de rock, un cineasta, un productor discográfico…—, cuyas profesiones y elevado status socio-económico parecen permitirles llevar una vida sin ataduras ni cortapisas morales, aunque en realidad acaban mostrándose tan frágiles como destructivos en sus relaciones sentimentales —amor, deseo, sexo, infidelidad, celos—. Para el realizador, tras una fachada de tolerancia y promiscuidad, en el presente se hace visible la vulnerabilidad de unos seres humanos que se han vuelto más conservadores. El eterno dilema entre libertad y seguridad constituye el tema de la canción An emotional rescue de los Rolling Stones, una de las muchas que aparecen en la banda sonora del film, tan rica como variada. En el fondo, el film vendría a sugerir también las carencias educativas de los jóvenes de hoy, aquí atribuidas a la irresponsabilidad de los padres y de la anterior generación en general.
Este drama psicológico con ribetes de thriller viene enriquecido por el contraste entre la “dolce vita” de los protagonistas y el trasfondo trágico constituido por la presencia de muchos inmigrantes procedentes del continente africano. Pero lo más relevante es el estilo narrativo de Luca Guadagnino, alejado de los peores vicios del cine “de guión” —el excesivo peso literario en la descripción de actos y psicologías— y tan brillante como riguroso a la hora de plasmar el carácter de los personajes, que “viven” ante una cámara que se limita a observar sus pulsiones y conductas, con breves insertos que resaltan la sensual belleza de los cuerpos y con un montaje impecable.
Cegados por el sol constituye, además, un regalo para los cinéfilos bien documentados, que captarán las citas y referencias a Antonioni (La aventura), Rossellini (Stromboli y Viaje a Italia), J. L. Godard (One plus one) y a la novelista Patricia Highsmith (A pleno sol), en cuyos relatos el crimen parece insertarse de forma totalmente lógica y natural en medio de la rutinaria existencia humana.
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