(1) ORGULLO + PREJUICIO + ZOMBIS, de Burr Steers.

EXÓTICO PASTICHE DE GÉNEROS
Resulta cuanto menos pintoresca la exótica fusión de géneros llevada a cabo en Orgullo + prejuicio + zombis, el cuarto largometraje de Burr Steers, traslación fílmica de la novela de Seth Grahame-Smith Orgullo y prejuicio y zombis (2009). El incuestionable éxito literario de esta grotesca mutación de la clásica novela de Jane Austen (1775-1817), con la incorporación de una trama apocalíptica de temática zombi en la que los célebres personajes de ficción tuvieron que adaptarse a una plaga de no-muertos, ha promovido la elaboración de un film que no es sino consecuencia de la letal propagación de una moda que amenaza con infectar toda creación artística, fruto de una postmodernidad que no duda en experimentar estrambóticas mezclas en aras de la comercialidad más impúdica.
No obstante, consciente o inconscientemente, este pastiche alberga cierto sustrato crítico como acertada metáfora social del clasismo decimonónico. No olvidemos la evidente carga política que ha caracterizado la figura del muerto viviente desde sus orígenes literarios y cinematográficos. El folclore y las leyendas haitianas asociadas a la magia negra y el vudú estimularon la eclosión de libros como The magic island (1929) de William Seabrook y películas como White Zombie (1932) de Victor Halperin, Revenge of the Zombies (1943) de Steve Sekely, The Walking Dead (1936) de Michael Curtiz o Yo anduve con un zombie (1943) de Jacques Tourneur, pero fue La noche de los muertos vivientes (1968) de George A. Romero el considerado título fundacional del género, ya que otorgó carta de naturaleza e institucionalizó las características fundamentales del relato “académico”. A nadie se le escapa la lectura anti-comunista de este último film.
De forma inesperada, pues, Orgullo + prejuicio + zombis demuestra lo bien que encaja un argumento basado en una pandemia de muertos vivientes, con toda su significación en clave sociopolítica, contextualizada en el tránsito del siglo XVIII al XIX, durante el reinado de Jorge III. Sorprendentemente, Burr Steers respeta el espíritu Austen, reproduciendo el armazón narrativo de la historia y la esencia de los personajes, incluso transfiriendo diálogos y pasajes exactos de la novela original. Aquí también se muestra la arrogancia de la clase alta, los condicionamientos sociales, la hipocresía y la moral de la época. Y se añaden los zombis, claro, aquí tan entrañables como terroríficos, para sugerir el paralelismo existente entre el parasitismo de ciertos sectores sociales que disfrutaban de sus privilegios e imponían rígidas y estrechas normas sociales y la peste que infecta a Inglaterra.
Ahora bien, Orgullo + prejuicio + zombis no renuncia a su condición de mero pasatiempo, configurando un relato de acción dotado de abundante efectismo digital que hará las delicias de un público aficionado a la ya retratada temática sobrenatural, eso sí con un mensaje feminista anacrónico, que ensalza el protagonismo de las mujeres convirtiéndolas en verdaderas máquinas de eliminar zombis, dueñas de sus vidas aunque en su época no eran más que simples mercancías para intercambiar en matrimonios de conveniencia.
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