(3) REMEMBER, de Atom Egoyan.

LA HUELLA DEL PASADO
Esta producción de Robert y Ari Lantos, con guión de Benjamin August, proporciona un sugestivo material dramático al excelente cineasta canadiense Atom Egoyan, de quien me entusiasmaron sus películas Guiones cambiados (1989), Exótica (1994), El dulce porvenir (1997), El viaje de Alicia (1999) o Ararat (2002). En esta ocasión nos encontramos con un thriller de suspense protagonizado por Christopher Plummer, al que acompañan en el reparto Martin Landau y Bruno Ganz entre otros solventes actores, que tiene como eje narrativo el intento de venganza por parte de un antiguo prisionero judío —ahora un anciano que presenta síntomas de Alzheimer— que, pese a sus mermadas facultades mentales, persigue a un comandante nazi responsable del exterminio de su familia.
El film está narrado en el presente y reconstruye lo que fue el Holocausto sin necesidad de recurrir a flashbacks, con una historia evocada mediante cartas, conversaciones, fotos, etc. y que funciona como un plan particular que complementa la labor de la fundación Simon Wiesenthal, encargada de localizar y de entregar a la justicia a antiguos jefes nazis ahora afincados en países de Europa y de América con falsas identidades. La búsqueda del criminal de guerra de las S.S., oculto tras el nombre de cuatro posibles culpables, constituye la trama de esta película, construida con la solidez habitual de Atom Egoyan que —con planos de larga duración y sin recurrir a efectismos de montaje— logra mantener permanentemente la atención del espectador.
Gran importancia tiene aquí el maquillaje para envejecer el aspecto físico de los actores, lo mismo que las referencias al pasado sutilmente introducidas mediante imágenes de los vagones del tren de mercancías, el ruido de la sirena, las explosiones en la cantera o el agresivo perro del fanático antisemita, además del significativo papel connotativo de la música de Mendelssohn, Meyerbeer y Moszkowski (compositores judíos todos ellos) frente a la de Richard Wagner, idolatrado por los alemanes hitlerianos.
Pero a mi parecer, si Remember no alcanza el nivel de los títulos antes citados es por el excesivo rebuscamiento de la línea medular que atraviesa el guión, con un desenlace tan sorpresivo como truculento pese a que nos sirva para reflexionar —un poco forzadamente— sobre la dualidad víctima-verdugo, sobre el alcance de la culpabilidad personal 70 años después del genocidio y sobre la repercusión de los horrores del pasado en los descendientes de los viejos asesinos.
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