(2) ZOOTRÓPOLIS, de Byron Howard.

BLACKSAD, VERSIÓN DISNEY
El estudio de animación digital de la Compañía Disney, la Walt Disney Animation Studios, ha alcanzado ya el excelso nivel técnico de su correligionaria Pixar a tenor de sus últimos trabajos: Enredados (2010), Frozen (2013) y Big Hero 6 (2014). Sin embargo, hay algo que por ahora todavía no ha logrado igualar: su peculiar e inimitable sello estilístico y narrativo, mucho más complejo y maduro, capaz de proporcionar auténticas obras maestras del género. ¿Hace falta enumerarlas a estas alturas?
Esta aserción viene en relación al estreno de Zootrópolis, una virguería animada muy entretenida que, asumiendo las formas y el tono de un thriller con no pocas pinceladas de noir, narra las andanzas investigadoras de una conejita-policía y un zorro-sacacuartos para solucionar el caso de unas misteriosas desapariciones de ciudadanos de Zootrópolis, la capital de un mundo donde el ser humano no existe y los animales han asumido su rol. Pese a ser un relato que supera el infantilismo de otras producciones marca de la casa, se nota aún el empeño aleccionador propio de las versiones disneyanas de los cuentos populares europeos más famosos.
El film destaca por la sólida construcción de personajes y la minuciosa ambientación de paisajes y escenarios, pero donde demuestra su destreza es en la brillante antropomorfización de los animales aunque no puede evitar la típica lección moralizante que en esta ocasión desmonta los estereotipos que afectan a ciertas especies y carga contra cualquier actor de discriminación. Respecto a la citada humanización de la fauna salvaje, debe señalarse la larga experiencia alcanzada al respecto por parte de Disney pero también sorprende el considerable grado de semejanza con Blacksad, la obra gráfica creada y desarrollada por Juan Díaz Canales como guionista y Juanjo Guarnido como dibujante. Esto huele a intertextualidad, como diría Umberto Eco, por no decir otra cosa. Nos encontramos, sin duda, ante una versión para todos los públicos del universo lúgubre del detective felino John Blacksad.
En Zootrópolis, los gags forman parte de la historia sin estar añadidos a la fuerza, arbitrariamente y contra toda lógica, y algunos de ellos alcanzan la excelencia cómica como la parsimonia de los perezosos-funcionarios, el contagio aullador de los lobos, la persecución por el barrio de los roedores y la visita al club nudista. Además la narración está repleta de guiños cinéfilos —véase la saga de El Padrino—, circunstancia que demuestra el profundo conocimiento del medio por parte de los responsables de la película.
En resumen, un largometraje de animación que entretiene tanto a niños como a los adultos que los acompañan ya que posee varios niveles de lectura, aunque predomine un colorido y una modulación pensada para los más pequeños.
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