(4) LA JUVENTUD, de Paolo Sorrentino.

ÉRASE UNA VEZ LA VEJEZ
Se estrena el quinto largometraje de los siete realizados por Paolo Sorrentino, un director y guionista italiano cargado de prestigio profesional tras los abundantes premios cosechados por La gran belleza (2013), lo que le ha permitido disponer de un amplio presupuesto en una producción multinacional rodada en lengua inglesa y con un magnífico reparto que incluye, entre otros, a Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz y Jane Fonda. Su esquema argumental es simple pero su desarrollo es mucho más complejo: dos viejos amigos —Fred, compositor y director de orquesta retirado, y Mick, director de cine en activo que está preparando un nuevo film— pasan sus vacaciones en un hotel de los Alpes suizos.
Aunque La gran belleza evocaba a La dolce vita (1960) y La juventud nos remite a Fellini, ocho y medio (1963), la última película del realizador napolitano está explícitamente dedicada a Francesco Rosi, a quien admiraba tanto profesional como personalmente. La juventud constituye una reflexión sobre el paso de los años y el tiempo que se acaba, cuando el universo personal se derrumba mientras el mundo exterior sigue —indiferente a nuestras más íntimas y tristes preocupaciones— con su hedonismo, su despreocupación y su enorme hermosura.
Pero este brillante relato sobre la amistad, los recuerdos, la resolución de asuntos familiares pendientes y las cuestiones artístico-laborales termina de un modo cargado de esperanza al poner en cuestión los pilares que parecen haberlo sustentado así como la actitud de sus maduros protagonistas, que parecen deambular vitalmente por unos derroteros dominados por el estoicismo —la felicidad basada en la resignación y el aislamiento—, por cierta pasividad fatalista, por un sentimiento autocompasivo ante la pérdida de todo lo que nos proporcionó ilusiones y placeres —especialmente, el deseo— y por un escepticismo que aconseja no plantearse determinadas cuestiones.
La música de David Lang y las voces de algunos cantantes crean una fascinante banda sonora pero lo fundamental de este film es lo que llamamos el estilo, aquí una personal forma de narrar que se aparta del clasicismo para sustentarse en rasgos expresivos aparentemente contradictorios: detalles de humor en una historia con un fondo esencialmente dramático; un título alusivo a la lozanía —vigor, hermosura, futuro— cuando se está mostrando la decrepitud —el final de un trayecto—; un film confeccionado como un caprichoso puzzle de planos pero dotado de un sentido plenamente coherente; personas con fama y fortuna lastradas por carencias afectivas; imágenes que lindan con un rebuscado esteticismo pero que resultan totalmente funcionales —la melancolía en una situación de deterioro corporal y mental—… En fin, el lujoso y privilegiado esplendor de un universo material que no basta para compensar otras necesidades humanas. Película absolutamente recomendable.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.