(2) LEGEND, de Brian Helgeland.

ASCENSO Y CAÍDA DE DOS GÁNGSTERS LONDINENSES
El director, productor y guionista Brian Helgeland es una de las personalidades de Hollywood que vive de rentas, de éxitos cosechados en el pasado. En su ya dilatada trayectoria profesional no ha podido igualar la consistencia de sus galardonados guiones de L. A. Confidential (1997) y Mystic River (2003) y como realizador nunca ha dirigido una película a la altura de las citadas. Por desgracia, su quinto largometraje tras las cámaras tampoco alcanza un nivel más allá de lo meramente correcto.
Adoptando la forma de una cuidada producción de época made in Britain y el fondo del clásico thriller de gángsters, Legend recrea el ascenso y caída de los famosos hermanos Kray. Dos gemelos que se convirtieron en los capos indiscutibles de la mafia londinense durante los años 60 del pasado siglo.
Una de las virtudes de Leyend es que no trata de mitificar a los protagonistas, sino resaltar sus excéntricos comportamientos, defectos y debilidades, siendo víctimas de una ambición desmedida y de una falta de sensatez que los llevaron a su declive. Lejos de ser figuras insignes del crimen organizado, eran unos simples ladrones y estafadores no especialmente dotados intelectualmente. Los estrechos lazos de sangre adquieren aquí una gran importancia porque les fueron útiles para consolidarse como jerarcas criminales, pero también provocaron enfrentamientos entre ambos que precipitaron el desenlace de su carrera delictiva.
Nacidos en el seno de una humilde familia inglesa, Ronnie y Reggie Kray montaron su propia banda adquiriendo poco a poco numerosos e importantes locales nocturnos, casinos y salas de fiesta mediante amenazas, extorsiones y violencia desatada. Su consolidación se produjo eliminando competidores y aliándose con la mafia estadounidense, en plena expansión por Europa. Su hundimiento comienza en 1964, cuando el Sunday Mirror publicó las orgías que protagonizaban destacados políticos ingleses con Ronnie, diagnosticado de esquizofrenia paranoide y calificado de “homosexual activo y predador”. Un escándalo imposible de ocultar.
Sin embargo, un equivocado enfoque de la historia aleja Legend de los referentes del género. La omnipresente voz en off de Frances, esposa de Reggie, narrando los hechos deriva en un pedestre romance condenado a la fatalidad. El eje narrativo del film, por tanto, es la disyuntiva de Reggie entre la promesa a Frances de abandonar el oficio de gángster y la lealtad a su hermano gemelo.
En ciertas ocasiones, la caricaturización del personaje de Ronnie le quita seriedad al relato, pese al buen hacer interpretativo de Tom Hardy. El desafío es doble, porque asume ambos papeles y debe hacer notar las diferencias de caracteres y de personalidad: Ronnie es infantil, agresivo y descerebrado; Reggie es más contenido y cerebral aunque no duda en aplicar la fuerza cuando cree que es necesario.
Concluyendo, Legend es un retrato demasiado esquemático de los hermanos Kray en el que lo anecdótico y episódico se impone a cualquier estudio severo de personajes, sin que la esmerada ambientación y la minuciosa puesta en escena compensen tal deficiencia. Un entretenimiento sin pretensiones.
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