(4) 45 AÑOS, de Andrew Haigh.

SOMBRAS DEL PASADO
Este tercer largometraje de Andrew Haigh confirma la buena impresión que me causó Weekend (2011), cuyo tono sereno y mesurado al abordar un affaire homosexual es reutilizado para mostrar la crisis de una pareja conyugal ya madura que prepara la celebración de su 45 aniversario de boda. El hallazgo del cadáver de un antigua novia del marido, fallecida en accidente medio siglo antes, al descongelarse un glaciar alpino es el pretexto argumental que desencadena las tensiones dramáticas —melancolía por la juventud perdida, celos, comprensión, resignación— presentes en este film que evita toda tentación de sentimentalismo y de maniqueísmo para limitarse a mostrar con sencillez actitudes de la vida cotidiana.
El magnífico guión del propio realizador es una adaptación del relato In another country de David Constantine, aunque actualizando la época de los hechos y rejuveneciendo un poco a los protagonistas, encarnados magistralmente por Tom Courtenay y Charlotte Rampling —cuyo personaje asume el punto de vista narrativo—, que ya me fascinaron, respectivamente, en La soledad del corredor de fondo (Tony Richardson, 1962) y en Portero de noche (Liliana Cavani, 1975), y que ahora han sido galardonados en Berlín, Valladolid y en los premios del Cine Europeo.
Ambos protagonistas —ella con una paradójica mezcla de expresividad y de distanciamiento— forman, pues, un veterano matrimonio de jubilados sin hijos que pasa por la difícil prueba de revivir el pasado en medio de los bellos pero algo brumosos paisajes ingleses. El film es una mirada reflexiva sobre la condición humana y, concretamente, sobre la fragilidad de la pareja con la sutileza y lucidez con que lo haría Ingmar Bergman pero sin su peculiar pesimismo existencial a la hora de contemplar a personas con un pasado a cuestas pero sin la preocupación por el futuro.
El relato abarca una semana y las secuencias están rotuladas con el nombre de cada día. Su transcurso va llenando de matices la personalidad de Kate y de Geoff, con una atractiva banda sonora cuya música —clásica y pop de los años 60— evoca los felices años de su enamoramiento, algo especialmente explícito y emotivo en la escena final de la fiesta, con el discurso y el baile a los sones de Smoke Gets In Your Eyes de The Platters.
45 años es una película sensible y muy recomendable que aborda con especial perspicacia aspectos poco explorados en el cine: el deseo irresistible de los cónyuges de conocer y controlar la totalidad de vivencias del compañero o compañera y la necesidad de ser objeto único de atención y de deseo por parte del otro. Y ello en contra de la opinión de muchos psicólogos que subrayan la conveniencia de mantener determinadas parcelas de la propia intimidad lejos de la mirada ajena así como la procedencia de guardar en secreto concretas vivencias del pasado. Y todo para combatir las flaquezas de nuestra vulnerable naturaleza.
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