(3) PAULINA, de Santiago Mitre.

EL INSTINTO Y LA RAZÓN
Cuando se estrenó aquí ¡Ultraje! / La patota (Daniel Tinayre, 1961) despertó no poco escándalo y sus buenas dosis de polémica. Su principal intérprete era Mirtha Legrand y, cuando fue emitida por TVE-1 en julio de 1992, fue desdeñada por considerarla demasiado idealista y moralizante. Ahora Santiago Mitre (Buenos Aires, 1980), guionista de Pablo Trapero que debutó en el largometraje con el magnífico El estudiante (2011), se inspira en aquel film para hacer una nueva versión, mucho más compleja e interesante, sobre el caso de una maestra de escuela que, cerca de la frontera norte de Argentina, es violada y reacciona de forma poco habitual, incluso poco racional.
“Patota” es un localismo sudamericano que equivale a cuadrilla o banda juvenil de conducta pública reprobable. Un grupo que, en esta ocasión, confunde de noche a la profesora con una prostituta. Un largo plano-secuencia inicial —una discusión entre la muchacha y su padre juez— establece ya las bases éticas e ideológicas que van a condicionar el desarrollo del relato, empezando por resolver el dilema entre dedicarse a una exitosa carrera profesional o llevar una actividad más acorde con las propias convicciones. Lo que ha hecho Santiago Mitre es sustituir el fundamento de la religión (el perdón) del film original por un concepto político que nos exige averiguar el porqué de las cosas y el modo de mejorar sus defectos y carencias.
La protagonista Paulina demuestra tener unos sólidos principios ideológicos y morales: ni la justicia ni la venganza pueden reparar todo el daño causado. Su trayectoria personal —mostrada mediante frecuentes pero pequeños saltos temporales— invita al espectador a reflexionar y a sacar sus propias conclusiones. Ella nos obliga desde la pantalla a pensar en las razones del delincuente y en las circunstancias del delito, en la necesidad de reeducar, en el precio de la supervivencia, en la lógica de los acontecimientos, en la brutalidad de toda actitud machista, en un compromiso social no represivo, en la función de las instituciones públicas, en la igualdad y dignidad de todas las personas e incluso en la libertad para abortar o no en esos difíciles momentos.
En Paulina, película premiada en festivales, no todos se identificarán con la actitud de la protagonista —una excelente Dolores Fonzi— pero también ellos se verán obligados a tomar postura.
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