(3) LA ADOPCIÓN, de Daniela Féjerman.

ENOJOSO TRÁMITE BUROCRÁTICO
Sobre el tema de la adopción de niños sólo recuerdo una película: Casa de los babys (John Sayles, 2003), un interesante relato coral en el que seis mujeres estadounidenses esperaban en un hotelito mexicano el momento de colmar legalmente sus deseos de convertirse en madres. Ahora Daniela Féjerman, realizadora con Inés París de A mi madre le gustan las mujeres (2001) y de Semen: Una historia de amor (2005) y, ya en solitario, de Siete minutos (2009), nos cuenta su complicada peripecia personal —con la ayuda en el guión de Alejo Flah— en esta coproducción hispano-lituana gestionada por Gerardo Herrero.
Dos intérpretes tan solventes como Nora Navas y Francesc Garrido encarnan al matrimonio que llega a un helado país del norte de Europa para adoptar a un niño, trámite que se convierte en un angustioso calvario que la realizadora nos propone como un grito de rabia y de dolor. Frente a las ansias de los ilusionados protagonistas de completar su familia, el film aborda dos cuestiones principales: la burocracia, los engaños, el negocio y la corrupción generalizada, por una parte, y la crisis de la pareja, que pone en peligro su estabilidad, por otra.
Ya conocíamos las dificultades para adoptar niños absolutamente sanos tanto en España como en el extranjero, hasta el punto de que algunos países han eliminado esta práctica “exportadora” y de que, casi siempre, el coste económico de la operación alcanza cifras bastante elevadas. Daniela Fejerman no se pierde en tramas secundarias y va al grano, con breves secuencias que abordan de forma directa y realista los principales escollos y complejidades, tanto jurídicas como psicológicas, de la adopción. Incluso pone en boca de un funcionario lituano que también la corrupción está presente en nuestro país, preguntándose por qué acudimos siempre a naciones más pobres para “comprar” niños obligados, por las circunstancias, a separarse de sus propios padres. Dos mundos, el de la opulencia y el de la pobreza, enfrentados.
En la banda sonora, sin subrayar las melodías en momento alguno, suenan fragmentos musicales de Bela Bartok y de Beethoven.
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