(2) LIFE, de Anton Corbijn.

EL FOTÓGRAFO DE JAMES DEAN
De Anton Corbijn pudimos ver sus interesantes Control (2007), El americano (2010) y El hombre más buscado (2014), lo que autorizaba a esperar mucho más de su nuevo film centrado en un episodio —que abarca sólo 15 días— de la breve vida del actor James Dean, aunque en realidad el protagonista de este discreto relato biográfico es Dennis Stock, encarnado por Robert Pattinson, un fotógrafo de la agencia Magnum que le encargó un reportaje para la revista Life. Y es él quien se constituye en verdadero eje de la narración ya que lo que prevalece es su punto de vista en la relación profesional que establece con James Dean tras un encuentro que dudosamente se habría podido convertir en amistad, incluso en el caso de que un trágico accidente automovilístico no hubiera cercenado la vida del joven intérprete de 24 años.
Esta coproducción multinacional no es el primer acercamiento a la trayectoria del legendario actor: películas y telefilmes de Robert Altman, Robert Butler, Mark Rydell, Ray Connolly, James Bridges, etc. ya lo habían hecho con mayor o menor fortuna. En esta ocasión, el film recoge el corto lapso temporal que va desde el inminente estreno de Al este del edén (Elia Kazan, 1955) al proyecto de rodaje de Rebelde sin causa (Nicholas Ray, 1955), narrando el viaje realizado conjuntamente por el actor y el fotógrafo desde Los Ángeles a Nueva York pasando por la granja familiar del primero en Fairmount (Indiana).
Pero la película me ha decepcionado, en gran medida, porque en momento alguno he hallado en el actor Dane Dehaan el carisma y la singular personalidad que convirtieron rápidamente a James Dean en un mito, en representante de una generación rebelde, para algunos precursora de la más politizada de los años 60 y 70, y para otros un mero cliché comercial, el de un personaje aquejado más por traumas íntimos —amor, familia, amistades— que motivado por un inconformismo de signo colectivo.
Sus aires atormentados y sus gestos algo amanerados —muy Actor´s Studio pero atemperados en esta película— dieron no obstante paso, en los conservadores años 50 de Estados Unidos, a un nuevo concepto de galán, menos maduro y atildado, que ya podía pasear con pantalones vaqueros y jerseys de lana. Seguramente fue el profeta de una nueva era, algo notable desde el punto de vista sociológico, el de la moda informal y el de las renovadas costumbres.
El trabajo de ambientación de la época —edificios, vestuario, foto de color desvaído, casi b/n.— es realmente meritorio.
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