(2) LA VERDAD, de James Vanderbilt.

EL VIEJO PERIODISMO FRENTE AL “COPIA Y PEGA” ACTUAL
El debut tras las cámaras del afamado guionista James Vanderbilt —responsable de la destacable Zodiac (2007)— es un sugestivo thriller periodístico emparentado con el “cine de denuncia” surgido en Estados Unidos durante los años 70 a raíz de la corrupción (el caso Watergate, que provocó la dimisión del presidente Nixon) y la agresiva política exterior (la Guerra de Vietnam, principalmente) del gobierno USA, recogiendo el testigo de Alan J. Pakula como máximo exponente. Eso sí, sin llegar a su nivel debido al esquematismo con que narra los hechos.
Amparándose en un caso real acaecido en 2004, La verdad explora los límites éticos de la praxis periodística, reflexionando sobre el papel fundamental del Cuarto Poder en una sociedad democrática —como garante de las libertades de expresión e información y como denunciante de los abusos del poder— pero también sobre los peligros a los que se enfrenta el periodismo comprometido y los mecanismos represores y manipuladores de la Opinión Pública.
En vísperas de las elecciones presidenciales que ganaría George W. Bush al demócrata John Kerry, uno de los informativos más influyentes de la TV estadounidense mostró unos documentos que revelaban las presuntas irregularidades cometidas por el presidente en funciones durante su pasada carrera militar. Los periodistas de 60 Minutes descubrieron que el teniente Bush, piloto de la Guardia Nacional Aérea de Texas, usó sus contactos para evitar ir a Vietnam e incumplir con sus obligaciones formativas. Sin embargo, la imposibilidad de confirmar la autenticidad de las pruebas desembocó en el ocaso laboral de los implicados. El sector (ultra)conservador de los Mass Media salió en defensa del político republicano y emprendió una brutal campaña de desprestigio contra los periodistas de la cadena CBS, cuyo resultado fue que la Opinión Pública dejó de centrarse en la “esencia” de la noticia, en su veracidad, para fijarse en el modus operandi de los responsables del reportaje.
Un adecuado sentido del ritmo, un buen manejo de la intriga y el citado contenido crítico dan forma a una película intachable en su empaque narrativo y visual, cuya guinda la asume una convincente Cate Blanchett y un evocador Robert Redford en sus papeles principales. No obstante, el film carece de la trascendencia y solemnidad de un Pakula o un Pollack en la cúspide de su trayectoria.
Más allá de si obraron bien o mal los protagonistas y si se menoscabó su ejercicio profesional, La verdad expone uno de los primeros casos de linchamiento virtual en la Historia del Periodismo que puso de manifiesto la progresiva influencia de los blogs o diarios personales on line frente a los medios tradicionales. Vanderbilt escenifica, así, el cambio de paradigma que supuso el declive del viejo periodismo combativo contra el poder establecido, incómodo y metomentodo, a uno basado en el fácil y manejable “copia y pega” sin hacer preguntas ni profundizar en la verdad. El escándalo que produjo este penoso suceso no fue debido al contenido de la información, sino por una cuestión formal. Es el árbol que no deja ver el bosque. Y Bush consiguió su segundo mandato.
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