(3) BLACK MASS: ESTRICTAMENTE CRIMINAL, de Scott Cooper.

EL CAPO DE BOSTON
El cine estadounidense ha sabido, como pocos, reflejar el mundo del crimen organizado. Se suele citar la saga de El Padrino o los films de Scorsese para acreditarlo, pero existen numerosos títulos recientes que también merecen nuestra atención: Mátalos suavemente (2012), La entrega (2014) o El año más violento (2014) deberían figurar, por méritos propios, en cualquier ciclo dedicado al thriller USA. Esto viene a cuento por el estreno del último film de Scott Cooper, joven realizador que destacó por su debut en Corazón rebelde (2009) —sigue inédita por estos lares Out of the Furnace (2013), con la que se introdujo en el género que nos ocupa— y que elabora una sobria pero contundente aproximación biográfica a la sangrienta carrera criminal de Jimmy “Whitey” Bulger, quizás uno de los delincuentes más populares de Estados Unidos.
De ascendencia irlandesa, llegó a convertirse en el líder del llamado Winter Hill Gang de Boston, haciendo fortuna con las apuestas, las drogas, el apoyo al IRA y otras actividades clandestinas. Pero lo más sorprendente es que lo hizo con la aquiescencia del FBI al ser “fichado” como confidente en 1975 para detener a la cúpula de la mafia italiana imperante entonces, gracias a la intermediación del agente John Connolly, quien fue su compañero de infancia en los suburbios de South Boston. La alianza, que le proporcionó total inmunidad durante casi dos décadas, quebró por los “excesos” delictivos imposibles de ocultar del gángster y por las irregularidades cometidas por la agencia federal para aprobar dicha colaboración. En los años 90 los medios de comunicación se hicieron eco del asunto y su banda fue detenida. Jimmy “Whitey” Bulger consiguió huir de la Justicia durante 16 años hasta que finalmente fue detenido, ya octogenario, en junio de 2011, en un apartamento de Santa Mónica, California.
Quizás no llega al nivel de las películas citadas anteriormente, pero Black Mass: Estrictamente criminal es un sólido relato de “auge y caída” de un mandamás del hampa, destacando por la recreación exhaustiva de ese mundo clandestino lleno de violencia y decrepitud moral. Su puesta en escena refleja fielmente el escenario donde se mueven unos personajes de la condición de Bulger y su cuadrilla.
También se distinguen las impactantes interpretaciones de renombrados actores con experiencia, encabezado por un Johnny Deep que recupera algo del crédito perdido estos últimos años. Abandonando los papeles excéntricos que le han encasillado, asume la piel del villano principal con firmeza y convicción. A su lado, un Joel Edgerton inspirado, un Benedict Cumberbatch solemne y un Kevin Bacon a la altura de las circunstancias.
El mayor defecto que aprecio en Black Mass: Estrictamente criminal es el desequilibrio que existe entre la vida “profesional” del protagonista y su vida familiar, centrándose la narración en la primera en detrimento de una segunda que es retratada muy tangencialmente. De hecho, tras el fallecimiento de su hijo, el personaje de su mujer desaparece sin dejar rastro. No me creo su papel de padre ejemplar por las noches, tras asesinar a uno de sus compañeros por faltarle al respeto.
Pese a que el film no deja huella imborrable, Black Mass: Estrictamente criminal cumple con su función de entretener sin que se insulte a la inteligencia del espectador. Se trata de una historia bien contada y con cualidades técnicas reseñables.
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