(2) LEJOS DE LOS HOMBRES, de David Oelhoffen.

ENTRE DOS AGUAS
El origen literario del film se encuentra en el relato corto de Albert Camus El huésped (1954), aunque al escribir el guión se han añadido nuevos personajes y situaciones para convertirlo en un alegato humanista que ensalza la convivencia y la amistad por encima de diferencias ideológicas y de intereses políticos. Rodada en el Atlas marroquí, la película tiene como protagonista a un maestro de escuela pacifista que ejerce su trabajo con los niños en una remota zona montañosa argelina. Fue oficial en la II Guerra Mundial y es encarnado por Viggo Mortensen, perjudicado por un doblaje que nos impide disfrutar de su dominio del francés, del español y de algo de árabe.
Su personaje es Daru, nacido en Argelia de padres andaluces pero de ciudadanía plenamente francesa, arrastrando un problema de identidad personal y de indecisión a la hora de comprometerse en la incipiente lucha de liberación del pueblo argelino contra el yugo de los colonizadores galos.
Un dilema que afectó seguramente al propio Camus y que aquí se materializa en Daru, situado en tierra de nadie, entre dos fuegos, teniendo que encontrar la opción justa entre la obediencia a unas leyes de procedencia europea o a las costumbres atávicas magrebíes, respetando siempre los valores morales universales —fraternidad, respeto a la vida— válidos para todos los seres humanos.
La audición del tango de Carlos Gardel en el bar quizás sea un guiño lanzado a quien pasó varios años en tierras argentinas y la presencia de Ángela Molina como cantinera obedece seguramente al origen hispano de la madre del autor del relato. Con una banda sonora musical compuesta por Nick Cave y Warren Ellis, nos hallamos ante una narración que pese a su ritmo pausado y su carácter de crónica cotidiana, algunos han querido emparentar con el western —filmes de Henry Hathaway o de Budd Boetticher— ya sea por sus enfrentamientos de tipo racial, por la omnipresencia de paisajes naturales o por la prolongada convivencia entre el guardián y el prisionero. Para mí, Lejos de los hombres es, ante todo, una llamada a la hermandad y al respeto a la vida en medio de la destrucción y la muerte.
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